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Hitler fue un actor de melodramas (peligrosamente bueno)

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Se publica una nueva biografía sobre el dictador alemán que trata de explicar que el verdadero Hitler es un misterio y que lo seguirá siendo

Xaime Martínez

17 Enero 2017 18:21

Aunque se publicó en 2013 en Alemania, la nueva biografía de Adolf Hitler escrita por el historiador Volker Ullrich está más de actualidad que nunca.

La traducción hace unos meses de Ascenso: 1889-1939 al inglés y al francés ha despertado una gran atención en medios de todo el mundo, pero ¿por qué?

¿Aporta algo este primer tomo de la biografía de Ullrich al trillado campo de la hitlerología? No y sí.

No, porque hay muy pocos elementos concretos de la vida del Führer que se desconozcan después de las toneladas de bibliografía que el Partido Nazi y su líder han producido a lo largo de todo el siglo XX.

Se han examinado su vida  y las de los que lo rodearon una y otra vez, desde la teoría política, el psicoanálisis, la sociología, el arte y la historiografía pura, y podemos decir que hay muy pocas cosas que nos queden por saber.

Pero sí que añade algo el libro de Ullrich: una interpretación. Cada época reescribe la historia y la adecúa a sus gustos y preocupaciones... y Ullrich parece tener una preocupación que ha hecho su biografía de Hitler representativa del momento histórico que vivimos: Donald Trump (y los demás populismos).

En una entrevista para El País, Ullrich afirmó que escribió la biografía porque está convencido de que políticos como Hitler "están de vuelta", esos políticos que "saben cómo movilizar los miedos y esperanzas de la gente en épocas de crisis".

Y es que en su libro el especialista alemán se asoma al abismo de la normalidad: uniendo sociología y un acercamiento personal a la figura del dictador, Ullrich ha conseguido representar a un hombre misterioso, un gran actor que se rodeaba por mil discursos y máscaras y que a través de ellas supo engañar y fascinar al subconsciente colectivo.

Desmontando los mitos que el propio Hitler extendió con el Mein Kampf, trayendo a colación las burlas que recibió en sus primeros años como político —que se parecen mucho al tratamiento que la prensa dio a Trump— y derribando también las ideas sobre sus posibles trastornos psiquiátricos, Ullrich construye una visión muy actual de Adolf Hitler.

Ullrich incide en la idea de "trabajar hacia el Führer", que estuvo muy extendida entre los miembros del Partido Nazi de la época y que fue parcialmente responsable de la radicalización del movimiento nacionalsocialista y del éxito mediático de su líder.

Según afirma el biógrafo, Hitler sería una especie de Michael Scott (el jefe de The Office): un grandísimo actor melodramático con dotes cómicas al que los oficiales del partido trataban de contentar sin saber muy bien qué es lo que quería.


Las imitaciones que hacía Hitler eran célebres entre sus amigos más cercanos, y muy en especial aquellas de otros miembros del partido con defectos físicos. Además, era un experto en manipular emocionalmente a sus subordinados, fingiendo enfados, exagerando su acento o con repentinos accesos de amabilidad.

Y por otro lado, al igual que a Michael Scott al Führer le aterrorizaba tomar decisiones drásticas, como señala Ullrich en su libro.

Quizás, porque en el fondo sus ideas eran mucho menos firmes de lo que nos imaginamos.

Quizás porque ni Hitler ni Le Pen ni Trump ni Putin guardan un monstruo en su interior —de hecho, el ensayo de Ullrich trata de demostrar la "normalidad" del Führer, que tuvo una aburrida vida privada, amigos normales y relaciones sexuales más bien cansinas — sino tan solo un vacío que los ciudadanos (y los biógrafos, y sus lectores) se ocupan de rellenar.

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