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Artículo El origen nazi del “síndrome de Asperger”: ¿es culpable el científico alemán del asesinato de decenas de niños? Lit

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El origen nazi del “síndrome de Asperger”: ¿es culpable el científico alemán del asesinato de decenas de niños?

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Imagen: Getty
 

La publicación de dos estudios académicos demuestra que el doctor derivó más de 30 pacientes a programas de 'eutanasia infantil' para niños disfuncionales que amenazaban con manchar la pureza de la raza aria

Eudald Espluga

10 Mayo 2018 15:06

Los nazis asesinaron al menos a 800 niños en la clínica vienesa Am Spiegelgrund entre 1940 y 1945. Bajo la forma de un programa de investigación sobre la eutanasia infantil, se realizaron experimentos mortales, que incluían el uso abusivo de barbitúricos para sedar y manipular a los niños, que eran puestos en jaulas y atados con camisas de fuerza. Allí iban a parar aquellas criaturas cuyas vidas eran consideradas "indignas de ser vividas" por el régimen nazi: suponían una herencia disfuncional y amenazaban la pureza de la raza aria.

Herta Schreiber, de tan sólo dos años, fue una de las pacientes del hoy célebre Hans Asperger. El doctor le diagnosticó un severo trastorno de personalidad que incluía retraso motor y convulsiones. Concluyó que "en casa, la niña debe ser una carga insoportable para la madre, que debe cuidar a cinco niños sanos. El ingreso permanente en Spiegelgrund parece absolutamente necesario”. Schreiber ingresó el 1 de julio de 1941, y en setiembre del mismo año ya había muerto de pulmonía, que era la causa de muerte oficial de casi todos los niños que pasaban por la clínica.

(Imagen de las clínica Am Spiegelgrund)

Aunque no está demostrado que Hans Asperger señalara deliberadamente a los pacientes con lo que él llamó “psicopatía autista” para ser luego sometidos a eutanasia, lo cierto es que derivó a muchos de ellos al Am Spiegelgrund y que, de hecho, sus diagnósticos supusieron una carga para muchas personas enfermas, incluso después de la caída del III Reich. Hoy lo sabemos gracias al estudio de Herwig Czech, un historiador de la medicina que el pasado mes de abril publicó un artículo académico en la revista Molecular Autism, en el que detallaba la investigación realizada a lo largo de ocho años sobre algunos documentos inéditos del archivo de Asperger, extraídos tanto de su archivo personal como de los registros de su actividad profesional.

El estudio es relevante porque desvela el pasado nazi —hasta ahora desconocido— del laureado doctor, cuyo apellido pasó a denominar el tipo de trastorno autista que contribuyó a diagnosticar. Su relación con el régimen nazi no sólo ha sido blanqueada, sino que hasta hoy se había considerado que lejos de apoyar la ideología eugenésica que promulgaba el nacionalsocialismo, Asperger se había posicionado explícitamente contra las prácticas científicas nazis y las había combatido.

Las revelaciones del estudio de Czech coinciden con la publicación de otra investigación histórica que demuestra el compromiso de Asperger con las políticas eugenésicas del III Reich. Los niños de Asperger. Los orígenes del autismo en la Viena nazi, de Edith Sheffer, coincide en señalar que Asperger legitimó públicamente las políticas de higiene racial, incluyendo las esterilizaciones forzadas, y que su cooperación con los procedimientos de eutenasia infantil fue activa y consciente: se calcula que seleccionó un mínimo de 35 niños para ser enviados a Spiegelgrund.

"A menudo Asperger es retratado como un campeón de la neurodiversidad", explica Sheffer en la revista Salon, pero cree que es hora de "considerar en profundidad lo que Asperger escribió e hizo en realidad". Parece insuficiente afirmar que simplemente se benefició como profesional de ventajas y privilegios por motivos raciales. Para desmontar el mito apologético según el cual "Asperger defendió apasionadamente el valor de las personas autistas", como todavía hoy podemos leer en la Wikipedia, tanto Sheffer como Czech señalan que nunca existió tal optimismo pedagógico: en sus textos usa lenguaje duro con los enfermos, e incluso justifica, "por sentido de gran responsabilidad" hacia la raza alemana, la necesidad de medidas restrictivas para los pacientes incurables o que sufren patologías hereditarias. La "pedagogía terapéutica" sobre la que sí escribió con orgullo era aquella según la cual las personas con autismo podían ser excelentes soldados y trabajadores fiables.

(Algunos de los documentos aportados por Czech que prueban que las autoridades nazis confiaban en Hans Asperger como un profesional en sintonía con la sensibilidad de sus proyectos)

En 2012, la APA (Asociación Americana de Psicología) votó la supresión del "síndrome de Asperger" como diagnosis, que ya no apareció en el DSM-V, publicado en mayo de 2013. El síndrome desaparecía de la biblia americana de psiquiatría por motivos de precisión terminológica. Pero como explica el periodista Matthew Rozsa —él mismo diagnosticado de autismo—, a pesar de la purga terminológica, el concepto sigue siendo popular por motivos funcionales. Sin embargo, una vez conocida la realidad sobre Asperger, Rozsa defiende que la sociedad debería terminar el trabajo que empezó la APA, aunque esta vez por motivos éticos: "cuando alguien se refiere a un individuo autista como 'síndrome de Asperger', se está rindiendo tributo a un hombre cuyos horribles crimenes deberían privarlo de tal crédito. El término debería simplemente desaparecer".

Recuperar la memoria histórica en el caso de Asprger no significa destruir completamente su legado. Los historiadores coinciden en señalar que el pasado nazi de Asperger nos debe llevar a pensar que hay algo inherentemente diabólico o perverso en sus descubrimientos. Pero, como señala Rosza, tampoco es necesario sobredimensionarlos: "es importante recordar que la mayoría de cosas que sabemos hoy sobre autismo no están basadas en su trabajo; como muchos otros científicos antes que él, simplemente añadió una pequeña pieza a un mosaico mucho más grande".

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