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Nuevas pistas para el enigma Ferrante: todo podría estar en ‘Ataduras’

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Imagen: Arte PG
 

El reportaje que señalaba a Anita Raja como la autora que se escondía detrás del seudónimo no acabó con el misterio: Domenico Starnone, marido de la traductora, ha publicado un libro sobre infidelidad, desesperación y rutina que reabre el debate

Eudald Espluga

18 Mayo 2018 10:45

Aparentemente, Ataduras es una novela convencional. Escrita por Domenico Starnone, cuenta la historia de un matrimonio sometido a una tensión sostenida, al desgaste de la rutina y de la infidelidad, pero que a pesar de todo ha sobrevivido. Aunque la crisis amenaza con desbordar y la relación con romperse, el matrimonio ni desborda ni se rompe.

Desde la primera página, la novela te agarra. Es un tópico, pero es verdad: te agarra. Quizá por la escritura limpia y directa; quizá por la empatía y el reconocerse en una historia universal; quizá por la perspicacia del escritor, capaz de convertir una historia banal y mil veces repetida en una obra de calado. La novela de Starnone recuerda otros grandes libros que trascienden el membrete de bestseller, como la monumental Tan poca vida, de Hanya Yanagihara. Pero si existe una comparación —tan obvia como malintencionada— es la que pueda trazarse con las novelas de Elena Ferrante.

Domenico Starnone es el marido de Anita Raja, la traductora italiana a la que el periodista Claudio Gatti señaló como la persona que se ocultaba tras el pseudónimo de Elena Ferrante. Tras 24 años de anonimato —Ferrante publicó su primer libro en 1992, aunque su fama mundial no llegaría hasta el lanzamiento de la saga Dos amigas—, Gatti se propuso perseguir el rastro de dinero que dejaban sus novelas, para llegar así hasta las propiedades inmobiliarias de la autora: ahí estaba Anita Raja.

La fiebre por cuantificar esta similitud fue tan enorme que a finales del año pasado se llegaron a publicar dos estudios cuantitativos que cruzaban las novelas de ambos autores para dar con una proporción estadística de las semejanzas

Pero incluso después de la polémica investigación —¿qué derecho tenía Gatti a revelar la identidad de Ferrante? ¿Cuánta hipocresía había en los medios que habían alimentado el misterio y luego se quejaban del chivatazo?—, resultó que el caso no estaba todavía cerrado. Eran muchos quienes seguía apuntando a su marido, Domenico Starnone, no sólo por aquello de "el gran hombre detrás de la gran mujer", sino porque número importante de personas defendía que la similitud entre la escritura de Ferrante y la de Starnone no podía obviarse.

La fiebre por cuantificar esta semejanza fue tan enorme que a finales del año pasado se llegaron a publicar dos estudios cuantitativos que cruzaban las novelas de ambos autores para dar con una proporción estadística de las semejanzas.

El reportaje realizado por Expert System —una empresa dedicada a la computación cognitiva y a la minería de textos mediante algoritmos de lectura— comparaba a Ferrante con Anita Raja, Domenico Starnone, Marco Santagata y Goffredo Fofi a partir de cinco parámetros: la legibilidad (longitud de las frases, número de caracteres y palabras en relación a valores semánticos para medir la dificultad de comprensión); la estructura del texto; la riqueza de léxico (longitud de las palabras, términos repetidos, uso de palabras poco conocidas o lenguaje técnico); las características gramáticas (uso de adjetivos, adverbios, verbos, pronombres, preposiciones, etc.); y el registro: (calculado a partir de abreviaciones, uso extranjerismos o slang.). El resultado era claro: Starnone tenía el porcentaje de similitud más elevado.

(Uno de los gráficos publicados en el reportaje de Expert System)

A la misma conclusión llegaba un estudio de la Univerisdad de Padua, dirigido por el lingüista Michele Cortelazzo, que también recurría a al análisis cuantitativo de datos textuales para esclarecer la correspondencia. En este caso, sin embargo, los investigadores no contemplaban como posibilidad a Anita Raja, en la medida que consideraron poco fiable comparar obras originales con traducciones.

La imposibilidad de comparar las obras de Elena Ferrante con las de Anita Raja conviertía estos estudios en poco más que una veleidad para fans. El propio Starnone ha negado una y otra vez ser el autor que se esconde tras el pseudónimo, pero todos los caminos apuntan hacia el matrimonio. Imaginar que durante 24 años han compartido su pasión por la literatura escribiendo conjuntamente y bajo un mismo seudónimo es enormemente seductor, y quizá un cierre digno a la obsesión pornográfica por la identidad de Ferrante.

Al final, sin embargo, lo único que tenemos es la literatura. Y Ataduras es una novela doblemente fascinante, a la que no es necesario someter a análisis textual para comprender que conecta con el corazón de la obra de Ferrante. Como señaló Rachel Donadio en The New York Times, Ataduras es una pieza clave del misterio. La novela es una respuesta a Los días del abandono, la segunda novela publicada bajo el famoso pseudónimo, que apareció en 2002. Ambas cuentan exactamente la misma historia, pero lo hacen desde un puntos de vista distintos: Ataduras propone un "spin-off" de Los días del abandono. Por supuesto, los personajes se llaman distinto, y la universalidad de las tramas —infidelidad, abandono, reconciliación— provoca que la conexión no sea inmediata y evidente.

Imaginar que durante 24 años han compartido su pasión por la literatura escribiendo conjuntamente y bajo un mismo seudónimo es enormemente seductor, y quizá un cierre digno a la obsesión pornográfica por la identidad de Ferrante.

Como señala Donadio, de entre las últimas novelas que ha publicado Starnone, Ataduras es la única que no parte de una lógica metaficcional. El autor, que se caracteriza por jugar con historias dentro de las historias, en un juego de cajas chinas, esta vez opta por una narración lineal. ¿Tiene sentido asumir que la referencia intertextual con Los días del abandono forma parte de la concepción de Ataduras? ¿Han de leerse juntas? Starnone también lo ha negado, pero esta es una cuestión literaria, no biográfica.

Ambas novelas se han publicado en castellano esta primavera, por lo que ya tenemos disponibles todas las piezas del puzzle. La identidad de Elena Ferrante sigue siendo un misterio incluso después de saber quién con el dinero de sus libros. Ahora, por lo menos, el secreto ha vuelto al sitio donde estalló por primera vez: a las páginas de sus novelas.

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