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Todo el mundo habla de Steven Pinker

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Imagen: Simon Fraser U. / Arte PG
 

Un mes después de la publicación de 'Enlightenment Now' siguen lloviendo reseñas: analizamos el sentido de este fenómeno editorial

Eudald Espluga

13 Marzo 2018 06:00

Todo el mundo habla de Steven Pinker. Exactamente un mes después de la publicación de su último y celebrado libro, Enlightenment Now, Steven Pinker sigue siendo de constante actualidad.

Sólo en la última semana han aparecido nuevas reseñas en The Washington Post, Salon, The National, Quillette, The Guardian, Seattle Times, Harvard Magazine, The Federalist o La Vanguardia. Y decimos "nuevas" porque los grandes medios llevan todo el mes publicando reseñas sin parar: The New York Times cuenta con 5 artículos sobre Enlightenment Now y The Guardian con dos reseñas, una entrevista y un artículo del propio Pinker sobre el significado de la Ilustración. En España, aunque el libro todavía no ha sido traducido, han aparecido comentarios del libro en El País, La Vanguardia, El Mundo, ABC o The Huffington Post, entre muchos otros.

Pero aunque todo el mundo habla de Enlightenment Now, quien más insiste en hablar de Steven Pinker es el propio Steven Pinker: como ha señalado Tom Holland, de las referencias a pensadores ilustrados que aparecen en su libro, hay 2 citas a Locke; 6 a Voltaire; 12 a Spinoza; 2 a Diderot; 25 a Kant; 0 a D'Alembert; y, sí, unas 180 a sí mismo.

Desde PlayGround hicimos lo propio antes incluso que el libro llegara a las librerías, dado que la expectación que había generado la renovada adhesión pública de Bill Gates al pinkerismo nos obligaba a hablar del evangelio secular del Nuevo Optimismo y sus implicaciones ideológicas. Algo que, en cierto modo, era el objetivo principal de este nuevo libro: golpear la opinión pública con un mensaje simple —que sintetizara datos y tesis ya explicadas por el propio Pinker: de ahí tanta autocita—, y hacerlo de modo que obligará a la polarización radical entre "defensores de" y "detractores de".

Como explica David A. Bell, en 'The PowerPoint Philiosphy', la obra de Pinker culmina la metamorfosis del ensayo contemporáneo, que cada vez está más cerca del formato TED Talk. Este nuevo panfletismo adapta su lenguaje al mundo de las redes sociales, pero conserva sus características tradicionales: apela a las emociones, simplifica en exceso, busca una rápida difusión, tiene un tono agresivo y persigue una intervención directa sobre la realidad.

"Argumentan que no cita fuentes de calidad y que, cuando lo hace, utiliza sesgadamente los datos empíricos que maneja para hacerlos coincidir con sus análisis."

Lo que debemos preguntarnos es qué intervención directa persigue Pinker en este caso. Por un lado, se ha señalado que Enlightenment Now supone una gran apología del capitalismo, y su disposición a la hora de prestarse para ejercer como gurú de un Silicon Valley en decadencia parece confirmar esta tesis; por otro lado, se ha argumentado que su antiintelectualismo feroz lo convierte en carne de Breitbart y de otros medios cercanos a la extrema derecha. Porque por mucho que Pinker se vista con los ropajes de la ciencia y el escepticismo falsacionista —Saloni Dattani ha escrito acerca de por qué estamos ante una obra de ciencia social y no ante un ensayo filosófico— es perfectamente consciente del tipo de recepción que tendrá y de cuál es su público principal.

No es casual que en nuestro país una de las grandes valedoras del libro sea Cayetana Álvarez de Toledo: "inspirado en Kant y en Hayek -seamos adultos y digamos las viejas verdades con palabras nuevas- Pinker ha escrito un ensayo útil y emocionante". Aunque es divertido ver los reproches que la historiadora hace a Pinker cuando éste habla de la situación política en España —el psicólogo entiende que hay más nacionalismo entre los constitucionalistas que entre el bando de los independentistas catalanes—, en realidad el discurso del canadiense se amolda perfectamente a sus tesis políticas. De hecho, las utiliza para defender el libro que Arcadi Espada ha escrito en favor de Francisco Camps.

Enlightenment Now sirve como arma arrojadiza porque facilita una ecuación cómoda entre izquierda anticapitalista e irracionalidad. "Progresofobia" sería la enfermedad de los críticos posmodernos: "¿si Pinker ofrece pruebas, ¿por qué lo desprecia la izquierda?".

Sin embargo, que el canadiense aporte pruebas no significa que aporte buenas pruebas. Aprovechando la publicación del nuevo libro, Sarah Parcak y otras investigadoras sociales han puesto de relieve la dudosa fundamentación empírica de la obra magna de Pinker y predecesora teórica de esta última publicación, Los ángeles que llevamos dentro. Argumentan que no cita fuentes de calidad y que, cuando lo hace, utiliza sesgadamente los datos empíricos que maneja para hacerlos coincidir con sus análisis.

Además, como señala David Lay Williams, incluso si las pruebas fuesen correctas y no estuvieran filtradas por sus propios intereses, en Enlightenment Now encontramos una supresión de la perspectiva moral y política que, de hecho, sí formaba parte del espíritu ilustrado original. A diferencia de lo que pensaba Adam Smith, autor de La riqueza de las naciones pero también de la Teoría de los sentimientos morales, Pinker defiende que la desigualdad no es un problema que deba preocuparnos; opta por una perspectiva suficientista según la cual sólo deberíamos fijarnos en la pobreza: si podemos evitar que los pobres sufran, la diferencia entre los que tienen más y los que tienen menos no debería quitarnos el sueño.

En el fondo, lo que hace Pinker es sistematizar la lógica sensacionalista del "un estudio afirma que..." para sustentar un discurso que antes era de sentido común pero que hoy está en crisis: la retórica del progreso. Su optimismo racional resuena a aquel desesperado "España va bien", y nos recuerda que cuando la mayoría silenciosa necesita reclamar a gritos que tiene la verdad de su parte es cuando más cuestionada siente su hegemonía.

Quizá por esto todo el mundo habla de Pinker: porque por primera vez en mucho tiempo parece que la ideología dominante necesita ser defendida activamente.

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