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Artículo “¿Cómo es posible que los jueces no entiendan cómo suceden las violaciones?” Lit

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“¿Cómo es posible que los jueces no entiendan cómo suceden las violaciones?”

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Imagen: Getty
 

'Violadas o muertas' es el libro en el que Isabel Valdés, Cristina Almeida y Manuela Carmena gritan contra todas las manadas y sus cómplices. Lo recuperamos en el día en que la Audiencia de Navarra decide poner en libertad a La Manada

Luna Miguel

21 Junio 2018 18:12

Hace apenas unos días salía de imprenta el libro Violadas o Muertas, un alegato contra todas las manadas y sus cómplices (Península), de la periodista Isabel Valdés, acompañada en prólogo y epílogo de las firmas de Cristina Almeida y Manuela Carmena. El libro es breve y aún así muy complejo de leer. Pero no porque su estilo sea retorcido —al contrario, su periodismo es limpísimo—, sino porque lo que en él se narra no es otra cosa que la crudeza y el asco de lo acontecido con La Manada.

Esa tristeza que produce leer Violadas o Muertas, un alegato contra todas las manadas y sus cómplices, también tiene que ver con que todo lo que dice ya lo sabemos. Ya lo hemos visto. Ya lo hemos gritado. Isabel Valdés no escribe entonces para desvelarnos hechos o ideas nuevas sobre la cultura de la violación en España, sino en todo caso para dejar constancia de ello. Para que no se nos olvide. Para que aunque el libro sea diminuto, nos pese en la conciencia como si contuviera miles de páginas.

Aunque la mayor parte del libro está dedicada a exponer los hechos de la violación de La Manada y a desgranar su desafortunada sentencia, también aporta algunos datos que se volverán completamente necesarios a la hora de afrontar debates sobre consentimiento, acoso sexual o violencia sexual. Más que un panfleto, el libro de Valdés se convierte en un diccionario o en una guía periodística que también deja constancia de los movimientos feministas que las redes sociales han impulsado o propiciado en el último lustro.

Con todo, uno de los fragmentos más interesantes de Violadas o muertas se encuentra en el epílogo de Manuela Carmena. Titulado Hay que hacer algo, su texto es una crítica durísima al sistema judicial español, que merece la pena releer precisamente hoy, a pocas horas de que la Audiencia de Navarra haya decidido dejar en libertad provisional a los violadores de La Manada. Mientras en las calles cientos de mujeres vuelven a salir para gritar #yosítecreo y #noesno, desde aquí dejamos una reflexión que, por desgracia, nos seguirá acompañando mucho tiempo:

«Hay que legislar teniendo en cuenta la realidad social que vivimos. Resulta difícil entender que en nuestro Parlamento no exista ningún departamento de estudio y evaluación de la situación social actual ni de los efectos de las leyes que se promulgan. ¿Qué efectos sociales causan estas leyes? ¿Cuántas mujeres adolescentes, jóvenes y mayores sienten miedo cuando transitan solas por cualquier lugar de nuestros pueblos y ciudades? ¿Cómo se explica que, a pesar de vivir en un país con gran libertad de costumbres, tantas mujeres sigan siendo víctimas de agresiones sexuales?

Hay que legislar analizando, y corregir con base a ello. Legislar no solo cumple la función de castigar, sino también el papel científico de la advertencia, de lo que técnicamente en derecho denominamos “prevención general”. Hay que identificar los problemas y avanzar soluciones.

La indignación social generada por el veredicto del caso de La Manada no tiene que ver con un reclamo de endurecimiento de las penas. Lo que se ha rechazado ha sido la incongruencia entre lo que se reconocía que había pasado y cómo se ha terminado clasificando el delito, pues ello es síntoma de una falta de comprensión de la gravedad del mismo, y del desprecio a la integridad y a la sexualidad de las mujeres, síntoma inequívoco de machismo. Es inconcebible que a las mujeres se nos exija rechazar las agresiones sexuales con violencia para que pueda reconocerse que ha existido violencia por parte del agresor. Tiene que bastar nuestro mero rechazo a la actividad sexual como base suficiente para castigar a quien no lo respete. No vale el supuesto consentimiento implícito: hay que decir sí a cada paso. Y no cabe presuponerlo».

(Manuela Carmena en Violadas o Muertas)

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