PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo El futuro, un horizonte para pensar el presente Lit

Lit

El futuro, un horizonte para pensar el presente

H

 

Publicamos algunos fragmentos de ‘Futurabilidad. La era de la impotencia y el horizonte de la posibilidad’ de Franco Berardi, que este junio llega a las librerías de la mano de Caja Negra Editora

PlayGround Books

04 Junio 2019 15:47

No voy a escribir acerca del futuro otra vez.

No voy a escribir acerca del no-futuro tampoco. Escribiré acerca del proceso de devenir otro: de la vibración, la selección, la recombinación, la recomposición. La posibilidad es contenido, la potencia es energía y el poder es forma.

Llamo posibilidad a un contenido inscripto en la actual conformación del mundo (es decir, la inmanencia de posibilidades). La posibilidad no es una, siempre es plural: las posibilidades inscriptas en la actual conformación del mundo no son infinitas, pero sí muchas. El campo de posibilidad no es infinito porque lo posible está limitado por las imposibilidades inscriptas en el presente. Sin embargo, es plural, un jardín de senderos que se bifurcan. Al verse ante una disyuntiva entre posibilidades distintas, el organismo entra en vibración y a continuación realiza una elección que se corresponde con su potencia.

Llamo potencia a la energía subjetiva que despliega las posibilidades y las realiza. La potencia es la energía que transforma las posibilidades en realidades.

Llamo poder a las selecciones (y exclusiones) implícitas en la estructura del presente bajo la forma de la prescripción: el poder es la selección y la imposición de una posibilidad entre muchas, y la simultánea exclusión (e invisibilización) de muchas otras posibilidades.

Esta selección puede ser descripta como una Gestalt (una forma estructurante) y funciona como un paradigma. También se la puede ver como un formato, un modelo que solo se puede implementar si aceptamos las regulaciones prescriptas por el código.

[…]

Escudriñamos la caótica complejidad de la materia, de los eventos y de los flujos, buscando una posibilidad de orden, una posible organización de ese material caótico. Extraemos algunos fragmentos del magma y luego probamos combinarlos, en un intento por revertir la entropía: la vida inteligente es este proceso que aspira a una reversión local y provisional de la entropía. El tiempo es la dimensión de la descomposición y la resistencia, de la disolución y la recomposición. El tiempo es el proceso de devenir otro de cada fragmento en todos los demás fragmentos, para siempre. Bergson define el concepto de posibilidad desde el punto de vista del tiempo: “¿Qué fin tiene el desarrollo de la realidad? ¿Por qué no se ha desarrollado ya? ¿Para qué sirve el tiempo? (Hablo del tiempo real, concreto, no del tiempo abstracto que es solo una cuarta dimensión del espacio.) [...] La existencia del tiempo, ¿no constituiría una prueba de que hay indeterminación en las cosas? ¿No sería, tal vez, el tiempo esta indeterminación misma?”.

[…]

Pensemos en la evolución de un organismo vivo. El campo de posibilidad del organismo está incluido en su código genético, pero dicho código no es la historia de su futuro. Antes bien, abre un espectro de evoluciones posibles, en el marco del cual la evolución puede emprender muchos caminos distintos. La epigénesis (el proceso por el cual un organismo desarrolla su código genético) expone constantemente el organismo emergente a su medio, al acaecer de eventos que el código no puede predecir ni preformar. Este campo de posibilidad no es infinito, en la medida en que está limitado por las condiciones genéticas inscriptas en el código. Pero bajo ningún punto de vista es reductible a una mera sucesión determinista de estados predecibles. En cuanto lo posible es plural, los eventos ambientales en los que el código evoluciona seleccionan y moldean una forma entre muchas.

La posibilidad es como la intensidad del huevo tántrico, antes y durante el proceso de diferenciación.

[…]

El huevo tántrico contiene innumerables concatenaciones intercelulares, que conforman la red de la posibilidad. El espacio de realización de lo posible es la evolución de estas concatenaciones, de su estado de virtualidad inicial al estado de organismo desplegado. Llamo “potencia” a la condición necesaria para que se produzca esta realización: la potencia permite el cambio de la cero-dimensionalidad de la información a la multidimensionalidad del cuerpo y el acontecimiento. El poder, entonces, es la grilla de selecciones que visualiza, enfatiza e imple- menta un plan o la consistencia en que una posibilidad se despliega, excluyendo a cualquier otra posibilidad del espacio de realización.

El huevo tántrico es el magma de todas las posibilidades, el contenido caótico que busca una forma. El general intellect es el contenido, el semiocapitalismo es la Gestalt, la generadora de formas codificadas: la captura paradigmática.

El poder es la sujeción de todo contenido posible a un código generativo.

El horizonte de nuestra época está marcado por un dilema: en uno de los escenarios, el general intellect se despliega y evoluciona conforme a la línea paradigmática que le indica el código semiocapitalista. En un segundo escenario, el general intellect se combina dentro de una forma acorde a un principio de autonomía y de conocimiento útil y no-dogmático.

¿Quién habrá de decidir el resultado de este dilema? ¿Quién habrá de decidir cuál de estas dos posibilidades se realiza? Esta es la cuestión que me ocuparé de analizar en la tercera y última parte de este libro.

Para que una posibilidad pase de la virtualidad a la realidad, es preciso que encarne en un sujeto, y que ese sujeto tenga potencia. ¿Cómo encarna una posibilidad en un sujeto? ¿Cómo puede tener potencia un sujeto? Una posibilidad se encarna en un sujeto cuando el magma de posibilidad encuentra una concatenación que transforma ese magma en una subjetividad intencional.

La democracia liberal es la concatenación política que permitió la subjetivación de la clase burguesa en los siglos de la Modernidad. El comunismo es la concatenación que posibilitó que los obreros industriales se reunieran y luchasen por sus derechos sociales.

¿Qué concatenación habrá de permitir la emergencia del general intellect como una fuerza consciente, decidida a desmantelar y reprogramar el mundo conforme a la utilidad concreta del conocimiento?

libro-interior

share