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Así cambia tu vida cuando te enamoras

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Del sexo a los problemas, de los problemas al amor cotidiano, del amor cotidiano al odio, del odio a la poesía: los primeros meses de una relación son terribles, turbulentos y hermosos, y este libro lo demuestra

Xaime Martínez

16 Mayo 2017 19:26

¿Somos la enfermedad o el amor que hay dentro de nosotros? ¿Debemos hacer caso a todas las voces que hablan por nuestra boca?

Y por encima de lo demás: ¿merecerá la pena habernos sometido a este amor monstruoso, a este gigante que nos habita en los primeros meses de una relación, una vez que se haya convertido en estatua que adorna el mausoleo?

Preguntas como estas —pero mucho mejor formuladas— son las que se hacen en Química y nicotina (Alpha Decay) los escritores chilenos María José Viera-Gallo y Maori Pérez. Sus respuestas, dolientes y honestas como un cuerpo tibio, causaron una conmoción en el mundo cultural chileno cuando el libro se publicó allí el año pasado, y es esperable que tengan un efecto similar ahora que Química y nicotina llega a España.

La estructura del libro, en principio, no parece especialmente rompedora: tomando como referencia la correspondencia de otras parejas de escritores (entre las que destaca el dueto Gustave Flaubert / George Sand), Viera-Gallo y Pérez construyen una novela epistolar cuyos protagonistas se parecen mucho a ellos mismos.

Él, salvaje promesa de la literatura de vanguardia, afectado por diversas enfermedades mentales (psicosis, trastorno bipolar), hijo de un carpintero y firmante de brillantes libros de cuentos, poemas y novelas de ciencia-ficción.

Ella, respetada narradora ya entrada en la cuarentena, con dos hijos, un divorcio, una familia burguesa y varias novelas de culto a sus espaldas.

La cosa, no obstante, nunca es tan sencilla: Química y nicotina —como sus escritores han reconocido durante muchas entrevistas— es kitsch e innovadora al mismo tiempo, es cursi y perversa sin que ninguna de estas cualidades acabe por anular a la otra, sino por reforzarla.

El libro narra los primeros 4 meses de la improbable relación entre dos personajes que toman su nombre de célebres rockeros, Kim, por Kim Gordon; y Nick, por Nick Cave.

Atribuidos a María José Viera-Gallo y Maori Pérez respectivamente, el prólogo y el epílogo colaboran a diluir la frontera entre ficción y realidad: según afirman, las cartas (verdaderamente emails) habrían sido correspondencia real mantenida entre los dos autores, y el origen de los motes —y del libro— podría encontrarse en el proyecto no-nato de una novela epistolar cuyos protagonistas serían una "rockera norteamericana jubilada en Latinoamérica" y su fan.

Del sexo preciso a los problemas cotidianos, de los problemas al odio, del odio a la poesía... Todos hemos recorrido o imaginado recorrer este camino, el de los primeros pasos de una relación, que Maori Pérez y Viera-Gallo diseccionan con una exactitud de vez en cuando pavorosa, pero siempre entrañable:

«Soy incapaz de describir tan bien como tú lo creativos y generosos que son tus cunnilingus (palabra que ambos adoramos y olvidamos usar más de seguido). [...] Me encanta cuando me dices que tus acrobacias lingüísticas no tienen nada que ver con tu pasaporte francés sino con que me amas».

En Química y nicotina esta época inicial aparece magnificada, como vista a través de una lente que deforma, pero que en su deformación permite observar un estado más profundo de las cosas. El sexo es salvaje, la conjunción perfecta y los cunnilingus adorables, casi metafísicos; las opiniones sobre el ambiente literario de Chile, radicales y frescas, y los malentendidos y peleas de la pareja, de proporciones trágicas.

Con un discurso a contrapelo, el tema central del libro de Viera-Gallo y Pérez es uno tan mal visto en la actualidad como el amor.

Un amor complejo, hiriente y hermoso a través del cual se puede hablar de otras muchas cosas (la enfermedad, la diferencia de clase, la incomprensión, la hipocresía del mundillo editorial, la literatura) pero que siempre permanece como centro del relato, inexplicable y misterioso.

Kim:

Te salvaste.

Me salvé.

Te salvaste.

Etcétera.

Nick

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