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Leer hasta correrse

Luna Miguel

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Eva Baltasar ha publicado uno de los libros más importantes del año: una novela que tiene algo de poema y que aborda la precariedad, la sexualidad más descarnada y el suicidio #loslibrosdeluna

Leer hasta correrse o leer hasta llorar. Eso es lo que ocurre cuando accedes a la capa helada de Permafrost. Helada, no ya porque esté fría, sino porque pincha. Las páginas de la primera novela de la poeta Eva Baltasar tienen algo de cuchillo: su protagonista desea suicidarse, pero en vez de eso se entrega a los placeres básicos de la vida: comer, leer, follar. Unos placeres que le son accesibles a pesar de su condición precaria. Una precariedad que se traduce en pelos enredados en la bañera o en padres que te comparan constantemente con aquello que deseaban que fueras y no con eso otro en lo que tú te querías convertir. 10.000 ejemplares vendidos en catalán. Una primera edición agotada en menos de una semana en castellano. Tres idiomas más a los que llegará la traducción. Datos que no importan cuando lees el libro. Datos que te da absolutamente igual conocer cuando accedes a esa capa caliente de Eva Baltasar. Caliente, no ya porque sientas entre sus páginas el líquido de varios coños, sino porque atrapa. Baltasar atrapa. Entre las paredes. Las paredes de un coño. Es una araña. Su tela está hecha de algodón. Qué calentito. Cómo la teje. Qué bien se está dentro de esa angustia. Baltasar te va a comer. Te va a zampar como a un trozo de chocolate belga en el vientre de una amante rubia. Te va a chupar. Baltasar no, más bien su angustia. La lengua de la angustia que huele a bollycao. Qué áspera. Qué dulce. Leer hasta llorar. Leer hasta correrse. Leer hasta morirte. Ahora quiero más. Dame más, Eva Baltasar.

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