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Cuando llegaron las autoridades, la mitad de los ejemplares ya se encontraban muertos
26 Noviembre 2018 13:19
Este fin de semana, las playas de la isla Stewart, ubicada a 30 kilómetros al sur de la isla Sur de Nueva Zelanda, amanecieron llenas de cadáveres de ballena. 145 ejemplares de ballenas piloto murieron en masa varadas en la arena.
Un excursionista que acampaba en una zona cercana dio el aviso al Departamento de Conservación (DOC) regional y las autoridades se trasladaron al lugar, donde encontraron a la mitad de los ejemplares muertos. La otra mitad fue sacrificada, ya que según el DOC era demasiado difícil salvar su vida por el mal estado en el que se encontraban y la ubicación remota.
"Lamentablemente, la probabilidad de poder volver a flotar con éxito a las ballenas restantes fue extremadamente baja", explicó Ren Leppens, del Departamento de Conservación (DOC) regional, en un comunicado."Sin embargo, siempre es una decisión desgarradora", añadió.
Paralelamente se produjo otro incidente con ballenas también en Nueva Zelanda. 12 ejemplares de ballena pigmeo y un cachalote quedaron varadas en la playa Ninety Mile.”De las 12 ballenas pigmeas que quedaron varadas hace poco más de 24 horas, ocho están vivas y están siendo trasladadas desde la playa Ninety Mile en la costa oeste a la playa Rarawa en la costa este. Las condiciones en la costa este son más tranquilas y hay un arroyo en el que las ballenas se pueden alojar durante la noche”, explicaban en Facebook miembros de Project Nohah, una organización neozelandesa dedicada al rescate y protección de cetáceos.
Estos últimos incidentes recuerdan al producido el año pasado también en las costas neozelandesas cuando 400 ballenas pilotos quedaron encalladas en Farewell Spit, en la Bahía Dorada de la Isla Sur de Nueva Zelanda. 300 de los cetáceos fallecieron y 100 lograron salvar su vida gracias a la ayuda de 500 voluntarios. El de Farewell Spit fue el tercer mayor encallamiento de ballenas del que se tiene constancia en la historia de Nueva Zelanda, solo superado por el que tuvo lugar en las Islas Chatham en 1918, en el que murieron 1000 ballenas, y otro de 1985 en la costa de Auckland, en el que perdieron la vida 450 ejemplares.
¿Por qué ocurre esto? ¿Qué es lo que hace que cientos de ballenas terminen sus vidas encalladas en la playa? Nueva Zelanda es uno de los países del mundo donde más se dan este tipo de situaciones, aunque se desconoce la causa concreta. La mayor parte de los incidentes afectan a cetáceos viejos o heridos pero en otras ocasiones también se trata de ejemplares sanos. Una de las hipótesis tiene que ver con las aguas poco profundas de la zona, conocida por este tipo de incidentes. Cuando las ballenas entran en aguas poco profundas, su sistema de ecolocalización empieza a fallar. Este sistema, que los cetáceos comparten con otros animales, como los murciélagos, permite reconocer el terreno gracias a la emisión de sonidos y la interpretación del eco que emiten.
Otra de las explicaciones al porqué de las ballenas varadas en masa tendría que ver con los barcos. En concreto, a la utilización de potentes sonares que confundirían a los cetáceos. Estos aparatos detectan la presencia de objetos sumergidos gracias a ondas acústicas. Un estudio de 2011 del Centro Submarino de Evaluación de la Marina Estadounidense en el océano Atlántico detectó que las ballenas intentaban alejarse de la fuente de ondas del sonar.
A pesar de que Nueva Zelanda es uno de los países del mundo con más encallamientos, también hay una amplia red de rescate de cetáceos. Algunos de los consejos que deben seguir los voluntarios dedicados a rescatar y reflotar ballenas se basan en la hidratación y la protección del Sol y del viento. Hay que verter agua sobre las ballenas, sobre todo en las zonas de aletas y cola, donde hay más vasos sanguíneos. También conviene cubrir al animal con telas y paños mojados, cavar hoyos profundos que protejan las aletas y tocar ocasionalmente a la ballena para relajarla.
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