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Hablamos con el periodista de investigación del New Yorker sobre el hype de los trolls, la propaganda rusa y el gore en internet
27 Octubre 2017 20:09
A Adrian Chen le dieron el turno de noche en la revista Gawker. Un puesto que a la mayoría de los mortales nos provocaría urticaria tan solo de pensarlo pero que él aprovechó para descubrir los recovecos más oscuros (y fascinantes) de Internet.
En su apartamento de Brooklyn, Chen veía como pasaban un montón de cosas delante de su pantalla. Veía cómo actuaban los hackers, los trolls y cómo la gente causaba problemas a tiempo real sin normas ni directrices. Y así fue como empezó a escribir sobre ello. Actualmente, este periodista del New Yorker ha investigado, entre otras muchas cosas, sobre los Bitcoins, anonymous, la cultura del meme o el fenómeno de los trolls. Dos de sus reportajes más conocidos tratan precisamente sobre ellos. En uno, Chen desenmascara la identidad de uno de los moderadores más influyentes y salvajes de Reddit. En otro, el periodista descubre la existencia de una "granja de trolls" en un edificio de San Petersburgo.
Hemos podido conversar con él sobre propaganda, trolls, moderación en Internet y, sorpresa, Donald Trump, en el marco del evento The Influencers en el CCCB de Barcelona.
¿Cómo ha evolucionado el papel de los trolls desde que empezaste a escribir sobre ellos?
El fenómeno troll se ha convertido en algo que usan políticos, gobiernos o activistas para influir en cómo la gente interactúa en Internet. Cuando empecé en 2012, el mundo troll seguía siendo una especie de nicho en la red. Ahora, internet es una especie de plaza pública donde todos tenemos acceso y eso hace que surja gente que quiere manipularla.
Hay gente diciendo que los trolls rusos han manipulado el proceso independentista catalán.
¿Sí?¿ En serio?
¿Cuál es el alcance de este fenómeno? Es real o…
...hay demasiado hype? (se ríe) Hay una especie de histeria colectiva porque parecen una ola imparable pero creo que el impacto de los trolls se está exagerando. La mayoría de las veces lo que hacen estos trolls es proyectarse hacia los temas que son tendencia en un país, por lo que es imposible decir si están incrementando su visibilidad o si solo rastrean lo que ya es popular. Es una historia misteriosa y sexy esta idea de los hackers rusos, y atrae a los periodistas, pero yo prefiero ser escéptico. No porque la propaganda rusa hable de algo quiere decir que sean ellos los causantes. En los EEUU, he visto que la idea de propaganda se ha convertido en un componente clave en otras propagandas. A muchos periodistas les encanta el tema pero muchas veces construyen sus historias de la nada; y a muchos políticos les gusta usar la propaganda rusa para atacar a Trump, sugiriendo que está detrás de su elección. La propaganda rusa se convierte en una especie de hombre del saco, y la realidad que hay tras ella se pierde tras el hype.
¿Cuál es el interés del Kremlin en llenar Internet con paranoia y fake news?
La más obvia es que quieren proteger la narrativa rusa. Pero creo que cuando nos referimos a manipulación o fake news es complicado decir cuál es el papel de Rusia. Hace tiempo hablé con un activista ruso y el “trolling” es muy común en el internet ruso. Llenan los hashtags en las redes con cuentas falsas y nadie sabe si son reales. Saben que pueden contaminar internet, no pueden controlarlo ni cerrarlo, pero pueden hacerlo desconfiable o falso. Así consiguen que la gente se vuelva paranoica.
¿Cómo podemos enfrentarnos a esta paranoia?
Creo que la paranoia extrema sobre la propaganda rusa no significa que la gente haya perdido del todo la noción sobre lo que ocurre. Es difícil decir lo que es real o no, lo que está manipulado o no, estamos centrados en intentar adivinar de dónde vienen las cosas, en saber si son propaganda o no, pero ese acercamiento genera más escepticismo, más duda, y hace que la gente acabe por dudar más de las autoridades. Cuando entro en internet miro muchos puntos de vista, es difícil saber lo que es real o no, pero sé que mis valores pueden ser mi guía. ¿Quién soy? ¿quiénes son mis familiares? Tienes que salir un poco de Internet y volver a la realidad para escapar a este debate.
Cuando entro en internet miro muchos puntos de vista, es difícil saber lo que es real o no, pero sé que mis valores pueden ser mi guía.
Qué hay del trolling del otro lado, del trolleo estadounidense.
Hay algunos casos aislados que podemos considerar dentro de esta tendencia; por ejemplo, el Departamento de Estado intentó organizar una especie de Twitter en Cuba y contrataron a personas para que escribiesen en castellano mensajes contra el gobierno de Castro. Pero no ocurre a la escala industrializada de Rusia. EEUU prefiere extender valores como la democracia, la libertad de expresión… mediante millones de dólares invertidos en proteger su influencia por todo el mundo. Rusia, sin estos recursos, extiende su influencia de manera más barata, y para ellos internet es una especie de campo de batalla en el que hay que ir contra tus enemigos o al menos conseguir contaminarlo para que no lo puedan usar. La infraestructura rusa del trolling es muy de perfil bajo, muy directa; gente joven sin trabajo que decide entrar en este negocio, no lo ven como algo secreto o exclusivo, sino como un trabajo que les permite llegar a fin de mes. Lo que hacen los rusos es muy específico, los americanos más bien hacen vídeos comerciales, bien rodados, en los que defienden su ideología. No tienen que esconderse tras perfiles falsos.
¿Puede un tweet iniciar una guerra? Pienso en todas las tensiones de estos meses entre el Gobierno estadounidense y Corea del Norte. Y en la verborrea de Trump.
Creo que la preocupación sobre los tweets de Donald Trump es interesante porque, por un lado, fomenta esa idea de que está loco y puede hacer cualquier cosa, pero también hay ese miedo a la tecnología, esa idea de que una guerra pueda iniciarse en Twitter. Es interesante como Twitter ha pasado de algo que usar entre amigos a una forma de comunicarse diplomáticamente. Creo que el miedo esconde un panorama más grande, ya que la guerra no la iniciaría un tweet, sino toda la historia previa de los dos países. Los conflictos, la idea americana de justicia, la paranoia contra Corea del Norte, las agresiones… la guerra americano-española empezó por el hundimiento de un barco, pero seguramente había muchas cosas detrás.
Es interesante como Twitter ha pasado de algo que usar entre amigos a una forma de comunicarse diplomáticamente.
Justo ayer Twitter anunció que vetará la publicidad de los medios rusos Russia Today (RT) y Sputnik por su presunta interferencia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Russia Today y Sputnik obviamente son pro Gobierno ruso y difunden la propaganda rusa pero son una empresa como cualquier otra empresa de Estados Unidos. No sé si es necesario clausurar estas webs, si estuvieran creando cuentas o spameando o cualquier tipo de actividad criminal… pero lo que está pasando ahora es que, por el miedo a esta “propaganda rusa”, se están patologizando ciertas fuentes de información creyendo que si vienen de Rusia tenemos que proteger a la gente de ellas. Eso lleva a más censura, más vigilancia y más control de internet por estas empresas o por el Gobierno norteamericano. No creo que beneficie a nadie.
Hace unas semanas fue el propio codirector de Twitter el que pidió disculpas por su papel en las elecciones estadounidenses. En cuanto a Facebook, Zuckerberg calificó hace algún tiempo de “locura” las afirmaciones de que la red social hubiera sido un instrumento en la campaña de Trump.
Creo que hay un gran debate sobre qué rol jugó Facebook en la campaña de Trump. Y es frustrante porque es imposible, partiendo de los datos que ofrece Facebook, saber el alcance exacto. Pueden afirmar con precisión a los anunciantes cuánto impacto tendrán sus campañas, pero parece que en el caso de la propaganda durante la campaña de Trump esos datos no los pueden compartir. Para los que no les gusta Trump, es obvio que hay que defender esta hipótesis, porque va acorde con sus intereses; pero para los que les gusta, no quieren pensar en ella. Es un tema muy polarizado y político. Lo que sí que es evidente es que la referencia constante a estas grandes compañías demuestra su papel de control y guardianes del orden en internet, y tal vez habría que ejercer algún tipo de control democrático sobre estas compañías para asegurar que no hubiese interferencias dudosas.
¿Y los anuncios con los que nos bombardean en las redes sociales? ¿Son también una manipulación?
La gente puede pagar para manipular a otras personas gracias a este gran sistema centralizado organizado por las grandes compañías que es muy eficiente y permite que tu mensaje llegue a todas partes. La versión no política, obviamente, es que cualquier compañía que quiera venderte un producto también es capaz de hacer esto. También hay que tener cuidado con la idea de que todo esté manipulado, todo sea falso, porque no es cierto. Pero si existe una comercialización total del espacio público de internet.
Existe una comercialización total del espacio público de internet.
Entre tanta información ¿Cómo podemos asegurarnos de que no solo estamos consumiendo ideas en las que ya creíamos previamente?
Es algo de naturaleza humana la idea de leer y consumir aquellas cosas que ya validan nuestra ideología desde el principio. Se pueden empezar a consultar otras fuentes, pero también hay que poner límites: ¿te vas a poner a leer webs neonazis para salir de tu filter bubble? Y muchas personas que salen un poco de su burbuja acaban consumiendo algo parecido, solo una versión un poco más ampliada de ella. Por ejemplo, puedes leer solo el NY Times y decidir empezar a ver Fox News, pero no creo que eso te vaya a ayudar a ser más consciente o a comprender la realidad. Algo que encuentro útil es investigar en distintas comunidades online (por ejemplo la alt right estadounidense) para ver cómo se organizan, procesan su información, como son distintos de tu forma de ver las cosas y así puedes reflexionar sobre tus propios sesgos, prejuicios… a la hora de intentar entender los de otros. Creo que eso es mejor que simplemente leer los periódicos de esa gente, es mejor intentar entender cómo piensan, cómo organizan su ideología. Lo que te convierte en un mejor consumidor o en una mejor persona es intentar entender cómo has llegado a creer en esas cosas en las que crees.
Uno de tus últimos campos de trabajo tiene que ver con los moderadores de Internet. ¿Por qué?
El tema de los moderadores me interesa porque está en el límite de Internet y puedes ver como ese algo afecta a la sociedad de la manera más cruda posible. En Facebook, por ejemplo, cada vez estamos más expuestos a contenido duro, polémico o sangriento, y creo que lo que les están pasando a estos moderadores es que se están aburriendo, sus trabajos son una mezcla del trabajo de una fábrica (llegan a ver 2.000 imágenes al día a golpe de click) y un editor.
En tu documental The Moderators cuentas cómo muchos de ellos pertenecen a subcontratas con sede en Filipinas o India. ¿Pueden las diferencias culturales influir en cómo los moderadores filtran el contenido?
Mucho del contenido, que es muy específico y intimo para un país, está siendo visto por gente de otro país. Tienes que ser eficiente para que alguien con poco entrenamiento puede moderar estos contenidos, y tienes que explicárselo muy claramente, con items muy específicos. The Guardian publicó algunas de estas guías y eran muy específicas: no puedes publicar desnudos pero sí gente desnuda en el Holocausto, porque tiene una justificación histórica. Básicamente, los límites de la libertad de expresión están siendo modificados por la gente que trabaja en estos procesos, y eso está modificando el mundo.
También explicas lo duro que puede ser trabajar una jornada entera viendo gore, porno y violencia extrema.
Hablé con gente muy afectada por estos contenidos, la mayoría de lo que hacen relacionado con imágenes duras tiene que ver con crímenes contra menores, imágenes de abusos… y pueden acabar en trastorno de estrés postraumático. Pueden empezar a imaginarse que sus hijos sean abusados, no pueden dormir, entran en depresión… todavía no está muy claro cómo va a acabar afectándoles. Sé que en algunas empresas se hace un esfuerzo por ayudarles, contratando a alguien de apoyo para hablar con ellos. Hay esperanza en que se pueda crear una IA que haga este trabajo, pero de momento no parece que vaya a ocurrir. Los algoritmos van mejorando pero todo esto será más difícil moderar, ya que cada vez hay más contenido en streaming, etc.
Y cada vez hay más trolls. Los medios de comunicación y las redes sociales son un hervidero de comentarios machistas, racistas, homófobos...
He leído muchos informes sobre cómo las mujeres o los negros reciben más insultos y odio en las redes. Por un lado, no es tan distinto de lo que ocurre en el mundo real, es un problema muy viejo que al trasladarse a internet parece más visceral, más cercano a tu vida, porque lo puedes ver constantemente. Creo que al intentar construir un movimiento antiracista o feminista online habría que fijarse en la idea de que estos insultos, que para muchas grandes empresas son solo insultos vacíos, en realidad vienen de una historia más larga de racismo o machismo, y tratarlos así hace que pierdan su importancia política.
El insulto y odio a las mujeres y negros no es tan distinto de lo que ocurre en el mundo real, es un problema muy viejo que al trasladarse a internet parece más visceral, más cercano a tu vida.
¿Cómo podemos erradicar estos discursos de odio de las redes sociales?
Creo que Facebook tiene ciertas prioridades... y son bastante jodidas. Estas compañías deberían entender mejor su poder y la capacidad que tienen para cambiar las cosas, pero lo que quieren es ganar dinero, no eso, así que queda en las manos de la gente o de los gobiernos asegurar que estas tecnologías no perpetúen las desigualdades del mundo real.
Una última pregunta. En todos estos años de trabajo tú también has sido víctima de los trolls ¿Cómo lo superaste?
Creo que una cosa que me ayuda es que soy un periodista en una gran plataforma, así que soy capaz de trollear a los trolls, simplemente publicando lo que está ocurriendo. Pueden atacar a alguien en una posición inferior a ellos, pero en mi caso tengo la potestad de devolvérsela. Mi “venganza” es intentar destaparlos, intentar perseguirlos hasta descubrir quiénes son, para dejar caer esta especie de mística tecnológica sobre ellos. Se supone que son hombres del saco de Internet, y si intentas ir más allá, acaban siendo personas. Personas oscuras o siniestras, pero no tan terroríficas como muchos piensan.
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