La idea de que Barcelona pueda tener como alcalde a Manuel Valls se ha definido como una “jugada maestra” de Ciudadanos. El nombramiento de Valls como candidato todavía no se ha concretado pero ya ha puesto la batalla por Barcelona en boca de todos: unos porque se sienten triunfadores anticipados, y otros, porque la posibilidad de que un exprimer ministro de la República Francesa se enfrente a ellos los pone nerviosos. Pero la “jugada maestra” también tiene sus sombras, en concreto para Ciudadanos a nivel interno.
Iñaki Ellacuría, periodista de La Vanguardia que sigue de cerca al partido de Albert Rivera, alerta: “Valls es alguien que viene aquí para continuar su carrera política, y viene para ganar. No será alguien que se quedará en un curul haciendo oposición. Y si viene para ganar es que no todo se acaba en Barcelona, sino que La Moncloa será el siguiente objetivo. Si Rivera tiene celos de Arrimadas, habría que ver cómo gestiona a alguien que ha sido exprimer ministro de Francia, porque a él no lo van a controlar”. De hecho, continúa el periodista, si la candidatura no se ha concretado es porque Rivera y Valls “están negociando lo que pasaría después”.
Lo segundo que le puede ir mal a Ciudadanos es enfrentar solo en clave soberanista las elecciones municipales (en mayo de 2019), en las que suele pesar más la gestión que la ideología. “En el pasado ha funcionado: Colau ganó para echar a Trias y porque era alguien nueva”, apunta Ellacuría. “Otra cosa es que la baza antisoberanista de Valls sea muy fuerte pero que no haya discurso de ciudad. Valls habla catalán, tiene familia en Horta [un barrio de Barcelona], pero no ha vivido nunca en Barcelona”, asegura.
En este sentido, el comentarista político y también periodista de La Vanguardia Enric Juliana apunta a que, Valls “es europeo y catalán, eso nadie se lo puede discutir”. Pero, al final del día, “es un “servidor de la República Francesa”. Esto, en el sentido de que es alguien que es fiel a unos valores concretos más allá de una preocupación concreta por la ciudad.
Pero para Ciudadanos, sin duda, el único riesgo es el primero. La formación naranja ha acogido con grandes expectativas la posibilidad de contar con Valls. Dice Ellacuría: “La idea de un alcalde extranjero encaja con la realidad de las grandes ciudades europeas, donde vive gente de todos lados, además de que esto genera un nuevo signo de sintonía de Rivera con Macron y En Marche. En general, para la marca Ciudadanos, es todo bueno. En Cataluña más que en Madrid, Ciudadanos es un partido con raíces socialdemócratas y Valls representaría un soplo de aire fresco para el partido en la ciudad, liderado por Carina Mejías, alguien que es claramente de derechas y con un peso mediático menor. Valls, además, preocupa especialmente al PSC por el hecho de que Ciudadanos vuelva a darle un mordisco grande a su electorado. Preocupa hasta el punto que puede que Valls pudiese encabezar una candidatura conjunta de Ciudadanos y PSC”.
El desgaste de Valls como una figura que viene de una legislatura, la de Hollande, con los índices de aprobación más bajos en Francia tampoco supone un riesgo para el partido de Rivera. Aurora Nacarino-Brabo, politóloga y asesora de Ciudadanos en el Congreso, dice: “Que se haya desgastado en Francia no significa que lo esté en España. Aquí ha recibido ovaciones cerradas en las manifestaciones contitucionalistas y se ha visto en Ciudadanos la capacidad de importar un talento político como el que ahora mismo no hay en España”.