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Artículo Lo que sabemos y lo que no sobre el homicidio del falangista Víctor Laínez Now

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Lo que sabemos y lo que no sobre el homicidio del falangista Víctor Laínez

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¿Ha asesinado un okupa a un falangista por unos tirantes con la bandera de España?

Margaryta Yakovenko

13 Diciembre 2017 13:14

Se supone que lo hechos ocurrieron así: Víctor Laínez se estaba tomando una cerveza en un bar del centro de Zaragoza cuando Rodrigo Lanza le acusó de «facha» por llevar unos tirantes con la bandera de España y le agredió con una barra de hierro que le provocó la muerte.

El caso parece simple, pero deja incógnitas sin resolver.

Lo que sabemos con certeza

El lugar y la fecha

El Tocadiscos fue el bar en el que Laínez, motero, fan de la Legión y falangista —según le reivindica la propia Falange—, coincidió la noche del viernes 8 de diciembre con Lanza, miembro del movimiento okupa, defensor de la izquierda anticapitalista y condenado a 7 años de prisión por la agresión a un guardia urbano de Barcelona.

La muerte de Laínez

Laínez ingresó esa misma noche en el Hospital Clínico de Zaragoza inconsciente por las heridas resultado de la presunta agresión de Lanza. Los médicos decidieron inducirle un coma a la espera de una mejoría. Al no producirse y seguir en muerte cerebral, este martes sus familiares decidieron desconectarlo de la máquina que le mantenía con vida.

Los antecedentes de Lanza

Lanza fue condenado a 9 años de prisión después de que se le acusara de haber dejado tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona en el desalojo de un teatro okupado el 4 de febrero de 2006. Durante el desalojo, los policías fueron alcanzados por objetos arrojados desde el edificio en el que estaba Lanza. Uno de los agentes no llevaba casco cuando una maceta le impactó en la cabeza.

A Lanza se acusó de la agresión pero él siempre defendió su inocencia. El documental Ciutat morta denunció el caso revelando que estaba plagado de fallos e incoherencias. El joven pasó 7 años en la cárcel. A su salida aseguró que fue condenado “por sudaca” y que ahora la justicia “había perdido todo sentido” para él.

Las incógnitas

¿Quién estaba en el bar?

Varios de los artículos publicados sugieren que Laínez salió a tomarse la cerveza solo y que seguía solo cuando sobre las 3 de la madrugada coincidió en el bar con Lanza. Sin embargo, los hechos no están confirmados. Ni el bar ni la calle en la que está emplazado cuentan con cámaras de seguridad por lo que no sabemos con quién estaba realmente el motero. Se atribuye también que lanza iba acompañado de tres personas más: dos mujeres y un hombre. Tras la detención del joven, otro sospechoso fue arrestado pero puesto en libertad con cargos a las pocas horas.

¿Cuál fue el arma?

Las distintas informaciones tampoco se han puesto de acuerdo sobre este punto. En algunos se cita una barra de hierro como el instrumento con el que Lanza supuestamente agredió a Laínez. En otros, es un sillín de bicicleta. Lo que sí está claro, es que el arma no ha sido encontrada por el momento.

¿Pasó todo por unos tirantes?

Los medios destacan que Laínez fue agredido solo por llevar un cinturón con la bandera de España y unos tirantes a juego. Pero también en este punto hay discrepancias. Tal y como recoge El Confidencial, los testigos no se ponen de acuerdo si el grupo de Lanza discutió con Laínez o si solo se cruzaron un par de palabras. Ni siquiera si la agresión tuvo lugar dentro o fuera del local. Unos aseguran que Laínez recibió un golpe en la cabeza estando en la calle y que el agresor, cubierto con un pasamontañas, huyó en una bicicleta. Otros que fue apaleado en el bar por Lanza y sus amigos.

En el primer caso, no se sabría la identidad del agresor pero Lanza ha sido supuestamente identificado porque el joven que le acompañaba pagó las bebidas del bar con su tarjeta de crédito.

La cuestión ideológica

Lo primero que salta a la vista es el empleo del símbolo nacional, la bandera de España de los tirantes, como la causa del crimen. Este elemento se ha destacado en un momento de fragilidad constitucional en el que la simbología apela al centro de lo emocional. Lo es todo.

Sorprende también que personas tan ideológicamente opuestas, un falangista y un anticapitalista de extrema izquierda, coincidieran en el mismo bar del barrio más alternativo de toda Zaragoza, La Magdalena.

Así, el caso a primera vista simple, encierra demasiadas preguntas. La investigación está en marcha.

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