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Artículo Miedo, amor y tensión en el corazón de Barcelona Now

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Miedo, amor y tensión en el corazón de Barcelona

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Un silencio y un grito de solidaridad sin banderas ni religión se oye en la capital de Cataluña

Germán Aranda

18 Agosto 2017 15:10

*Fotografías de Germán Aranda.


—Tenemos miedo, pero somos valientes.

La frase es de la joven Estela Gil, profesora asistente de 26 años, y resume con su "emoción por ver a todo el mundo movilizándose" el sentimiento concentrado en el centro de Barcelona, en el inicio de la Rambla, por donde horas horas antes bajaba una furgoneta a toda velocidad para atropellar a decenas de personas en un atentado que dejó al menos 13 víctimas mortales.

Centenares de personas, incluidos líderes políticos, se concentraron en el minuto de silencio convocado a las 12 de la mañana en la Plaza Cataluña, centro de la ciudad, en homenaje a las víctimas. Después marcharon espontáneamente hacia el lugar donde la furgoneta paró y se agolparon las víctimas en el suelo.

Quien hablaba lo hacía muy bajo en uno de los lugares habitualmente más bulliciosos de la ciudad. En el silencio irrumpían los aplausos y los gritos de "no tinc por", "no tengo miedo".



"Sí, tengo miedo. Antes caminaba por aquí tranquilamente y ahora venía hablando con mi amiga de que podía pasar cualquier cosa", dice Estela.

Su amiga, Elena Blanquer, dice: "Ayer había quedado para venir a la Rambla y no lo hice porque me enteré de lo que había pasado. Así que sentí el deber de venir hoy. Podría haber sido yo si hubiera decidido salir antes".

He venido aquí porque la noticia me dolió en el corazón, como si hubiera tocado a un familiar —dice Estela.

El instante deja abrazos entre musulmanes, locales y turistas que no se conocen.

Pero también hay momentos de tensión, como los líderes políticos de Esquerra, Oriol Junqueras, y Ciudadanos, Albert Rivera, que casi ni se saludan.

O los gritos y empujones entre hombres que piden que los cánticos se hagan en castellano y quienes les tildaban de "provocadores". De lo mismo acusaron a un hombre que portaba una bandera española.

Elena y Estela, como la mayoría de los que se manifiestan, creen que no es momento para eso. "No hay que mezclar cosas, sino concentrarse en el dolor y lo que ha pasado. Es un error", dice Estela.

Los abrazos más emotivos se los lleva un grupo de unos diez musulmanes con eslóganes de "Amor para todos, odio para nadie".

Tarik Ata, de la comunidad musulmana Jamaat Ahmadía, dice: "Pretendemos que la gente comprenda que el islam es una religión de paz y que condenamos todas acciones violentas, sobre todo si se cometen en nombre del islam".

"Ayer estábamos explicando a jóvenes en Valencia lo que dice el islam. Si lo conseguimos, no se dejarán llevar por esta gente que les lava el cerebro y les muestra una especie de islam totalmente falso".

Antes de la concentración, la camarera filipina Riza Espina servía cafés en un bar de la Rambla, tan solo unas horas después de tener que encerrarse en el establecimiento huyendo de algo que no sabía muy bien lo que era en el momento, pero que llevaba a turistas y vecinos a huir despavoridos, gritando y llorando.

—Una niña se quedó aquí en el bar y su madre estaba en otro bar, muy preocupada. La policía llegó gritando que abriéramos la persiana para poder juntarlas.

¿Y hoy?

—Tengo más miedo. Ya no camino tranquila como ayer por la mañana porque puede pasar cualquier cosa. Me siento más frágil, pero sobre todo más atenta a todo.

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