Probablemente hoy, con medio cuerpo dentro ya dentro del fin de semana, hayas superado todo el bajón acumulado desde el domingo por la noche para ponerte en modo folclórica.
En previsión de este derroche de alegría festiva, y en solidaridad con las personas que están amargadas porque les toca pringar el finde, venimos a deprimirte con la triste historia del alcatraz Nigel, que murió el otro día solo, enamorado de un pájaro de cemento, incapaz de hacerse amigo de los alcatraces de verdad.
Nigel rodeado de sus compis de hormigón.
Prepara kleenex, que viene drama. Bueno, y risas también, que los comentarios en Twitter sobre el pobre Nigel tienen bastante guasoneo.
En 2013, el alcatraz Nigel llegó a la isla de Mana, a 2 kilómetros y medio de la costa neozelandesa. Era el primer alcatraz en aterrizar en la isla en 40 años. Para tratar de repoblar la isla de la especie, el Departamento de Conservación había llenado el terrero con 80 réplicas de cemento de las aves, pintadas con su plumaje blanco y amarillo.
"Al pobre alcatraz no le ayudaron nada llamándole Nigel".
Nigel agazapado.
Según explicó a The Guardian Chris Bell, guardabosques de la isla, poco después de llegar a la isla Nigel se enamoró de uno de los alcatraces de cemento. Se podía ver a Nigel construyendo cuidadosamente un nido para su nueva pareja, limpiando sus frías plumas de hormigón y conversando unilateralmente con ella. Así cada año, durante cinco años.
“Nigel tenía mucha fe en la colonia”, dijo Bell, que también vive y trabaja solo en la isla. “Creo que tiene que haber sido una experiencia bastante frustrante. Se sintiese solo o no, lo que es seguro es que nunca recibió nada a cambio, y eso tiene que haber sido una experiencia extraña cuando se ha pasado años cortejando. Creo que todos tenemos mucha empatía hacia él, porque tenía su situación era bastante desesperada”.
"— Esta es de verdad la historia más triste que he leído un viernes por la mañana.
— ¿Qué pasa si en realidad todos mis amigos son de cemento?
— Entonces eres Nigel, Chris. Nigel 'sin compañera'. Para ser justos, Nigel tiene lo que se merece por ser tan poco hospitalario con los inmigrantes".
Después de media década siendo el único alcatraz de Mana, tres congéneres se asentaron al fin en la isla. Todos pensaron que sería el fin de la soledad de Nigel, pero el destino del apodado como “Nigel no mate” (Nigel sin compañera), parecía estar ya firmado. Nigel nunca mostró interés por relacionarse por las aves de carne y hueso, se quedó en un lago, junto a su novia de cemento, solo para morir unas pocas semanas después.
Nigel y su novia.
“Desde un punto de vista conservacionista, Nigel cumplió una gran labor, porque los alacatraces de hormigón pudieron haber engañado a Nigel, pero nunca han logrado engañar a otro alcatraz. Siempre hemos considerado que Nigel incrementaba nuestras posibilidades de conseguir una colonia, y parece que ha sido lo que ha pasado al final. Él ayudó a traer a otros pájaros, los alcatraces quieren anidar donde otro alcatraz ha anidado antes. Es muy triste que muriera, pero no lo hizo por nada”.
El grupo de voluntarios que trabaja en la isla, Friends of Mana, dijeron sentirse destrozados por la muerte de Nigel.
"¿Qué pasa si Nigel no estaba confuso? ¿Y si se enamoró conscientemente de un señuelo?".
Pero, ¿y si consideramos la posibilidad de que no es que Nigel fuese medio lelo y creyese que los alcatraces de hormigón eran reales y luego no supiese relacionarse con los de verdad, y en realidad era un hater antisocial que encontró al fin un sitio donde estar a su bola, pudiendo soltar sus monólogos sin que nadie le contradijera, y se cabreó tanto al ver que otros habían ocupado su isla que se murió de pura mala hostia?
Nigel pasando de toda la peña.
