La encerraron, ahogaron y la golpearon y quemaron su cuerpo por creer que trabajaba como espía para un hombre... que nunca conoció
Sabrina Kouider, de 35 años, y su pareja Ouissem Medouni , de 40, acaban de ser declarados culpables por torturar y asesinar a Sophie Lionnet, la joven 'au pair' francesa de 21 años que vivía con ellos.
La pareja, vivía al suroeste de Londres, golpeó, torturó y mató de hambre a la chica por pensar que estaba haciendo de espía para Mark Walton, creador de la boyband irlandesa Boyzone y ex pareja de Kouidier. Lo cierto es que Lionnet nunca había llegado a conocer a Walton.
Mark Walton, ex miembro de Boyzone.
Kouider nació en Argelia y creció en París, como Medouni, al que conoció a los 18 y con el que ha mantenido una relación intermitente desde entonces. La pareja tiene dos hijos en común. Después de 17 años juntos, y tras haberse mudado a Londres, Kouider dejó a Medouni al conocer a Walton.
Walton, que ahora vive en Los Ángeles, dice que cayó rendido a sus pies, pero que en cuanto la ceguera del enamoramiento pasó pudo ver que se trataba de una mujer calculadora, manipuladora y violenta.
Sabrina Kouider.
Cuando rompieron, ella volvió corriendo a los brazos de Medouni. Tras su ruptura, la diseñadora de ropa le denunció más de 30 veces a la policía por acusaciones surrealistas sobre magia negra, abusos sexuales a un gato, pedofilia y contratar un helicóptero para que la espiara.
Esta obsesión loca a la que arrastró a su pareja, Kouider veía a Walton como una especie de villano de película que había seducido a Lionnet con sexo y la promesa de un futuro de fama y gloria en Hollywood.
Kouider y Medouni.
Según ha explicado su familia, en un primer momento la fallecida 'au pair' estaba contenta con su trabajo, pero poco antes de ser asesinada “parecía harta” y quería volver con su familia a Francia. “Si tuviera el dinero, me marcharía ahora mismo”, le dijo a su madre.
Durante sus últimos 12 días de vida, la pareja tuvo a Lionnet encerrada en su piso. La acusaron de robar un collar de diamantes, la interrogaron sin compasión mientras la ahogaban con agua y le golpearon tan fuerte que su cuerpo tenía varias costillas y el esternón fracturados.
La causa exacta de su muerte no ha podido ser determinada. Cuando la policía encontró su cuerpo, estaba calcinado. La pareja decidió quemarlo en su jardín mientras asaban un pollo, para enmascarar el asunto haciéndolo pasar por una barbacoa. Los vecinos llamaron a las autoridades.
Cuando vieron el cuerpo quemado, dijeron que eran los restos de un cordero. Su cuerpo era tan delgado y frágil que los agentes en un primer momento pensaron que se trataba del un niño.
El juez dictará sentencia el próximo 26 de junio.