Benalla, el exjefe de seguridad de Macron que pone contra las cuerdas al Elíseo

El Elíseo está haciendo frente a una de sus mayores crisis políticas.

El motivo: el jefe de seguridad de Emmanuel Macron. Con solo 26 años, Alexandre Benalla es el responsable de una de las mayores turbulencias políticas de la presidencia después de que se difundieran unos vídeos en los que aparece él golpeando a manifestantes el 1 de mayo.

El comportamiento de Benalla fue rechazado duramente por todo el espectro del partido político. Sin embargo, Macron, quien era conocedor de estos actos desde el 2 de mayo, según Le Monde, no le apartó de su cargo y solo le suspendió durante 15 días. Más de dos meses después, el 20 de julio, Macron despidió finalmente a su colaborador al encontrar, aseguran, nuevos “indicios” que lo comprometen aún más.

¿Por qué tardó tanto en actuar? ¿Por qué este hermetismo por parte del presidente? ¿Por qué parece que se ha protegido a Benalla hasta que su defensa se ha hecho insostenible? Algunos editoriales locales han llegado a afirmar que Benalla es "el protegido" de Macron, fiel al partido y al macronismo desde sus inicios en 2016 y descrito por el entorno como un joven con un carácter fuertemente "impulsivo".

El ministro de interior Gérard Collomb comparecerá ante la Asamblea Nacional para contestar a todas estas respuestas en una audiencia pública y a petición de los diversos líderes políticos de la oposición. Macron, sin embargo, sigue sin pronunciarse.

La presión sobre este caso se ha intensificado en el último mes. La oposición reprocha a Macron la laxitud con la que ha abordado esta crisis política —que ya ha sido tildada de "asunto de Estado"—. Y, sobre todo, el silencio que envuelve este caso. El no pronunciamiento de Macron contrasta con su supuesta política de tolerancia cero con la corrupción o no transparencia dentro de la política. Algunos reclaman a Macron mayor implacabilidad frente a un asunto tan grave.

Según “fuentes citadas al gobierno” citadas por Le Figaro, Macron habría admitido “disfunciones” en la gestión de este escándalo y habría requerido ayuda a sus asesores para que no se vuelva a repetir algo así.

Benalla, según la CNN, fue imputado este domingo por “altercados violentos” e “injerencia en el ejercicio de la función pública”. Además de la propia gestión del caso, Collomb tendrá que ayudar a despejar otras incógnitas que se están planteando como, por ejemplo, cuál era el papel Benalla en la manifestación y quién validó su presencia. También cabe destacar que Benalla portaba un brazalete policial y un casco antidisturbios y que, por ahora, también se desconoce quién o cómo accedió a este material policial.