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La explosión fue brutal
15 Junio 2018 12:33
Ese chorro luminoso que sale disparado es una imagen única: un gigantesco agujero negro zampándose a una estrella.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Turku (Finlandia) y del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha logrado capturar por primera vez este evento.
En 2005, el telescopio de Canarias registró el fenómeno pero se creyó que la luz, emitida en la galaxia Arp 299-B a 150 millones años luz de la Tierra, era el estallido de una supernova. La muerte de una estrella en el fin de su vida.
Diez años de investigaciones mostraron que los astrónomos estaban delante de algo más inusual de ver. La clave fue poder observar que en las fotografías salía una llamarada que viajaba a 75.000 kilómetros por segundo en una misma dirección. Así se confirmaba que no era una supernova -una muerte-, sino un homicidio cósmico.
Un agujero negro supermasivo, con 20 millones de masas solares, había devorado a una estrella de entre dos y seis veces la masa de nuestro Sol. La gravedad del agujero negro absorbió parte de la materia de la estrella, creando una bengala brillante. Las ondas de radio de la llamarada adquirieron potencia suficiente para que los radiotelescopios de nuestro planeta pudieran detectarlas.
Haber captado este fenómeno ayudará a ahondar en su estudio. También proporciona una manera que ayuda a localizar más agujeros negros en el futuro en base a esta emisión. Antes de la explosión, no se sabía dónde estaba el agujero negro de la galaxia Arp 299-B, que se encuentra en un proceso de fusión con la galaxia Arp 299-A y que está dando lugar a nacimientos estelares y supernovas.
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