Se sospecha que los criminales se han infiltrado en las filas de la policía de la tercera ciudad mas violenta del mundo
El Ejército, la Marina, la Policía Federal y la Estatal y la fiscalía de Guerrero han desarmado a toda la policía local del puerto de Acapulco. Se sospecha que el crimen organizado se ha infiltrado en el cuerpo de policía y que peligraba seriamente la seguridad de este municipio costero, muy turístico, pero que ahora es la tercera ciudad más violenta del mundo.
También se confiscaron chalecos antibalas, cartuchos y radios de comunicación, además de identificar a todo el personal.
Durante las comprobaciones, fueron detenidos dos mandos de la policía de Acapulco, acusados de un delito de homicidio. El jefe de la policía de tránsito también fue puesto a disposición federal, ya que se le encontraron armas no oficiales.
Detuvieron a Max Lorenzo Sedano, secretario de Seguridad Pública municipial
La intervención tuvo lugar debido a un incremento de la violencia en Acapulco y por “la nula actuación de la policía municipal para enfrentar el fenómeno delictivo”, según comentó el Grupo de Coordinación de Guerrero, responsable de la seguridad de este estado mexicano, encabezado por Roberto Álvarez Heredia. La opinión popular respecto a la policía local es que es fácilmente corrompible por sus bajos sueldos y escasa formación, algo que les ha convertido en el blanco fácil de los cárteles.
El desarme de la policía local no ha sido un hecho inusual en las últimas décadas. Solamente en el estado de Guerrero, más de una docena de pueblos y ciudades han sido desarmados desde 2014, incluyendo Chilpancingo de los Bravo, su capital.
Acapulco, atractiva por sus playas y paisajes marítimos, se convirtió en una marisma de sangre el año pasado: 910 personas fueron asesinadas, de una población de más de 850.000 habitantes. Ya entonces Estados Unidos y Canadá emitieron una alerta para sus funcionarios y ciudadanos que esta semana se ha vuelto a notificar para que eviten viajar a Acapulco a causa del clima de inseguridad.
Ya nada tiene que ver la ciudad con lo que cantaba Neil Diamond: aunque sigue cayendo el sol sobre las aguas azules y calentado la arena, ya no es el destino soñado para cantarle el amor a tu pareja.
