Lo ha admitido el mismo día en el que el jefe de campaña de Trump ha sido condenado por 8 delitos de fraude
La administración Trump se resquebraja. Este martes, su abogado Michael Cohen fue a las oficinas del FBI para admitir que pagó a dos mujeres para que no hablaran sobre las relaciones sexuales que habían mantenido con el actual presidente de EEUU.
Las silenciadas son la actriz porno Stormy Daniels y la exmodelo de Playboy Karen McDougal. Ambas fueron amantes de Trump y según el abogado, el pago se realizó cuando el presidente era candidato bajo su dirección y con el “principal objetivo de influir” en las elecciones. La declaración, ha hecho saltar todas las alarmas: es un reconocimiento explícito de que Trump está implicado en un delito federal. De hecho, la acusación es tan grave que Trump estaría imputado automáticamente si no fuera presidente.
Pero ahí no acaba la cosa. Cohen ha sido acusado de 7 delitos federales más, entre ellos evasión fiscal o financiación ilegal de la campaña de Trump. Por si fuera poco, el mismo día que se destapaban los tejemanejes del abogado, se inmutaba de 8 cargos más al antiguo jefe de campaña de Trump, Paul Manafort.
Manafort es un viejo conocido de la trama rusa, en la que lleva implicado desde el principio y por culpa de la cual tuvo incluso que abandonar sus funciones como jefe de campaña cuando se descubrió que había asesorado al expresidente ucraniano Viktor Yanukovich. También fue contratado por Oleg Deripaska, el dueño de la empresa de aluminio más grande del mundo, para ayudar a los intereses del presidente Vladimir Putin en EEUU. En estos momentos, el fiscal investigador de la trama rusa, Robert Mueller, trata de desentrañar si ese trabajo de lobbying afectó también a las elecciones de estadounidenses en las que ganó Trump.
Manafort fue condenado este martes por un jurado de Virginia por 8 de los 18 delitos que le imputaba Mueller, aunque lo cierto es que no afectan a Trump y se trata de simples delitos por fraude. La sentencia a la que hace frente ahora es de un máximo de 80 años de cárcel, decisión que previsiblemente recurrirá y de la que incluso puede ser indultado por el propio Trump.
Las dos noticias, sacuden con fuerza el despacho oval pero el presidente de EEUU, por el momento, ha preferido no hacer ningún tipo de comentarios. A la misma hora en la que se conocían las noticias de Cohen y Manafort, Trump se encontraba en un evento en Charleston y todo lo que dijo sobre los hechos fue que la condena de Manafort le parecía “muy triste”.