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España ya es el primer país del mundo con mayoría de mujeres en el Gobierno

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El nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez sienta un precedente en la democracia española con más de 64% de cargos ocupados por mujeres

anna pacheco

07 Junio 2018 12:58

La foto del Gobierno de España ha cambiado completamente de la noche a la mañana. El ejecutivo del nuevo presidente Pedro Sánchez (PSOE), anunciado este miércoles, incorpora por primera vez en la cartera ministerial más mujeres que hombres. Es un hito en España. Y en Europa. Y también en el mundo.

Las mujeres ocupan en el nuevo Gobierno de Sánchez el 64,7% de los cargos ministeriales frente al 38% de mujeres en el ejecutivo del anterior gobierno de Mariano Rajoy (PP). Esto es, en el gobierno actual, de entre los 17 cargos —sin contar con el presidente— 11 son mujeres y seis, hombres.

Las ministras de este Gobierno repentino, cuya anuncio se ha seguido estos días en Twitter con la misma expectación que se espera el cartel de un festival, prometerán sus cargos este jueves con una fórmula hasta ahora insólita en la democracia española: “Consejo de ministras y de ministros. Ya hay quienes estos días han preguntado a los académicos de la RAE o Fundeu, incluso, si es correcto que empecemos a acuñar ya la fórmula “Consejo de ministras” y no el genérico masculino. La respuesta de la academia no te sorprenderá.

Aún así, el cambio de paradigma es importante: nos coloca en el puesto número uno del ránking de Europa, según datos de ONU Mujeres a los que ha tenido acceso Europa Press. España está ahora por delante de países como Francia, Bulgaria o Suecia que alcanzan un 52% de paridad en sus cargos. Y también supera a Costa Rica, con un 56% de mujeres en el Gobierno, o Canadá, con un 51,7%, entre otros.

El mérito es histórico también: el porcentaje de mujeres al cargo del Gobierno de España también desbanca a históricos referentes como Islandia o Finlandia, países que históricamente se han caracterizado por impulsar gobiernos paritarios. En el 2007, el gobierno finlandés de Matti Tanelli Vanhanen nombró 12 ministras de un total de 19 (63,1%). Un pico histórico. Ahora, sin embargo, el gobierno actual está lejos de aquello, y cuenta con poco más de 35% de mujeres.

También es buena noticia que estas concentren carteras tradicionalmente muy masculinizadas y estereotipadas, ministerios considerados "tochos" vinculados siempre a los hombres. Sánchez ha apostado por Carmen Calvo, como vicepresidenta y responsable de Igualdad; Nadia Calviño, como ministra de Economía; María Jesús Montero, Hacienda; y Margarita Robles, Defensa; o Dolores Delgado, Justicia, entre otras.

Pese a las avaladas carreras de las ministras elegidas, uno de los primeros titulares tras conocerse los nombramientos fue el de: 'Las ministras de Sánchez, unidas por la moda de la sobriedad'. Ministras. Moda. Otra vez.

El éxito de las movilizaciones tras el 8 de marzo y la necesidad de convencer a una parte del electorado femenino que se echó masivamente a las calles seguramente ha influido mucho en esta composición que, si resulta sorprendente y motivo de celebración, es precisamente síntoma del problema. También ha podido tener algo que ver el hecho de que el anterior gobierno socialista, de José Luis Rodríguez Zapatero, ya apostara decididamente por un 50% de cargos femeninos en el 2004. El reto era superarlo.

No está de más recordar que un gobierno paritario significa solo eso: paridad. Más mujeres en puestos de dirección; más mujeres en espacios que nos son exigibles y justos; más mujeres en rangos y puestos cuyo acceso nos ha negado, o impedido, históricamente el sistema patriarcal; mayores garantías de representación democrática. Un gobierno paritario no es más que eso. Que no es poco.

Esta nueva composición también nos permite invertir las tornas e imaginar un mundo al revés: un mundo, por ejemplo, en el que se cuestionara la valía de los seis hombres ministros elegidos insinuando que solo están ahí porque son "cuota" o criticando su muy mejorable aspecto físico. Con este hilo todo se explica mejor.

Pero un gobierno paritario no per ser más feminista, o más igualitario (en sus políticas), o más renovador (en sus políticas). Más allá de la forma, está el fondo. Para eso habrá que esperar a sus políticas. Ahora podemos celebrar esta conquista. Dentro de unos años, esperemos que ya ni eso.

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