Entre una anciana adorable de noventa años que vive sola y que recibe pocas visitas de sus nietos; y un adolescente de dieciocho años de clase media que está en la universidad y tiene 500 amigos en Facebook, ¿quién dirías que se siente más solo?
Pues probablemente el adolescente imberbe.
No lo digo yo. Lo explica un experimento de la BBC que ha investigado de forma exhaustiva la soledad (o, mejor dicho, el sentimiento de estar solo) entre los diferentes grupos de edad.
El estudio concluye que un 40% de las personas entre 16 y 24 años se sienten solas o muy solas. En cambio, solo un 27% parece experimentar ese mismo sentimiento después de los 75 años. El estudio ha hallado estos mismos resultados en jóvenes de todas las culturas, países y géneros.
De los resultados se desprende que la soledad en la adolescencia y postadolescencia parece transversal a la situación socioeconómico, el género, e incluso la época.
Pero a pesar de las estadísticas, lo curioso es que no son las redes sociales, los móviles y la tecnología, los que tienen la culpa de nuestra soledad.Experimentar ese sentimiento, apoya el estudio, es algo que ha ocurrido siempre. Incluso cuando no existía Internet y los adolescentes se encerraban en su cuarto a escuchar Rites of Spring y a escribir en su diario.
La encuesta, realizada a 55.000 personas, sugiere que la soledad en la adolescencia se asocia a factores que tienen que ver con uno mismo y no tanto con el entorno. No es lo mismo sentirse solo que, de hecho, estarlo. Y es en esa franja de edad (de los 16 a los 24) cuando los humanos experimentamos sensaciones y sentimientos de una forma más intensa.
Según esta misma encuesta, el segundo grupo más grande en el que se experimenta el sentimiento de soledad con más prevalencia es la franja de edad entre los 35 y los 44 años.
El estudio también subraya que las personas que se han sentido discriminadas (por razón de género, clase, orientación sexual) son más proclives a sentirse solas. A cambio, las personas que se sienten solas también tienen más tendencia a desarrollar valores como la empatía.