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Diego Martos sufrió una paliza en el metro de Barcelona después de que le gritarán "tú no eres hombre, eres maricón". El Ayuntamiento se presentará como acusación popular en el delito por discriminación y ha lanzado un claro mensaje de que el odio no es bienvenido en esta ciudad
15 Enero 2019 13:17
A Diego Martos le dieron una paliza el sábado a las 6 de la madrugada en el metro de Barcelona. Iba de camino al trabajo cuando cuatro jóvenes empezaron a insultarle. “Tú no eres hombre, eres maricón”, le dijo uno de los agresores. Al bajar en su parada, el grupo salió detrás de él, lo derribaron al suelo y empezaron a patearle.
Martos terminó ensangrentado, con un corte en la cara y con tres puntos de sutura según el informe médico. Los Mossos d’Esquadra detuvieron a dos de ellos (un menor de 17 años y un adolescente de 18) y, lo que es más importante, el Ayuntamiento de Barcelona anunció que se presentaría como acusación popular en el caso. En el contexto actual del auge del discurso del odio y de agresiones a personas LGTB+ (en Cataluña se recogieron en 2018 alrededor de 115 casos según datos del Observatori contra la Homofòbia), la decisión del consistorio municipal adquiere una importancia significativa.
“El mensaje que envía a la ciudadanía es contundente: es una agresión que vulnera los derechos. A la víctima le dice que el Ayuntamiento está a su servicio y a los agresores les dice que Barcelona no permite este tipo de comportamiento. Por eso pide una pena a los culpables”, ha explicado a PlayGround Eugeni Rodriguez, presidente del Observatori.
No es la primera que sucede. La corporación de la ciudad ya se personó como acusación popular en el asesinato de Sonia, mujer trans, a manos de un grupo neonazi en 1991. Jaume Asens, teniente de alcaldía, ha explicado que el de Martos no es un caso aislado y que el consistorio también se presentó en un delito de homofobia que tuvo lugar hace un par de meses: “Es un ataque grave no solo contra Diego sino contra el modelo de ciudad diversa que defendemos. Pensamos que vale la pena dar un paso al frente y no quedarnos de brazos cruzados para no naturalizar este suceso”. Tal y como informa eldiario.es, la causa está abierta por un delito de lesiones, otro de discriminación y contra los derechos fundamentales y libertades públicas.
Según ha contado en una entrevista por teléfono, a Martos le “tranquiliza” saber que tiene al Ayuntamiento detrás de él porque eso significa que verdaderamente hay una implicación que no se queda solo en un tuit: “Ada Colau me llamó y me dijo que ponía a mi disposición todos los medios que tiene el Ayuntamiento para estos casos”.
Los golpes y el acoso en el metro vinieron acompañados de insultos por parte de uno de los agresores que le pedían a Martos hablar de “hombre a hombre”. “Es una confesión homófoba y con trasfondo profundamente machista. Para él, ser hombre significa ser un gallito de pelea. ¿En qué hemos fallado para que alguien tan joven crea que ser un hombre es ser un matón y un abusón?”, se pregunta.
El perfil de los cuatro agresores responde a un patrón que el Observatori ve cada vez más claro: varón adolescente. “Que adolescentes salgan a la calle, se encuentren a una persona LGTB+ y decidan pegarle es un fallo en toda regla del sistema. No se está dando la educación correspondiente”, remarca Rodríguez que destaca que las zonas menos seguras para el colectivo son los espacios públicos como el metro, las salidas de locales de ambiente o zonas de cruising, “sobre todo los fines de semana porque salimos más y somos más visibles”.
El hecho de que el discurso machista, racista y homófobo de partidos políticos como VOX esté cada vez más presente tampoco ayuda en nada, según Rodríguez: “Es un grupo que podemos decir sin duda que es fascista, que pide que se quiten leyes que ha costado mucho aprobarlas y que está dando munición a estos chavales. Es terrible. Hace que aumente el imaginario del odio”.
Martos ha explicado que en el vagón “había unas cuatro o cinco personas más” y que nadie hizo nada por ayudarlo. “Puedo entender que a la gente le dé miedo pero si no haces nada [por detener la agresión] al menos llama al interfono o a seguridad. Si no es por mí, nadie hubiera llamado y eso me duele”, ha remarcado.
La agresión ha tenido lugar días antes de que se abra al público este sábado el centro LGTB+ de Barcelona, “el primero de este tipo en España y que quiere ser un buque insignia para dar información, dar a conocer las herramientas que tiene contra la discriminación y empoderar a la comunidad”, explica Asens.
El caso de Martos es un ejemplo más de la necesidad real de que la ley estatal de igualdad LGTB+ se apruebe definitivamente, ya que lleva un año atascada en los despachos de la Comisión de Igualdad del Congreso. “Pedimos la inmediata aprobación. Es urgente”, concluye Rodríguez.
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