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Quién es Quim Torra, el nuevo presidente de Cataluña

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Elegido por Carles Puigdemont como sustituto, Quim Torra quiere liderar una etapa de "transición" hacia la república salpicado por antiguas declaraciones y tuits xenófobos

astrid otal

14 Mayo 2018 14:11

‘No soy Carles Puigdemont, pero soy lo que más se le parece’ dijo el pasado sábado en el Parlament Quim Torra, que será investido este lunes presidente de la Generalitat con los votos JxCat y ERC y la abstención de la CUP.

La abstención del partido anticapitalista permitirá así colocar a un president salpicado por tuits xenófobos por los que ahora Torra, ahogado por las críticas, ha tenido que disculparse.

Los medios rescataron publicaciones -ahora borradas- como "[los del PSC], pobres, hablan el español como los españoles", “vergüenza es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su vocabulario" y otras publicadas entre 2011 y 2014.

De duro perfil independentista y conservador, Torra (Blanes, 1962) es abogado, editor y escritor. El pasado jueves, el expresident Carles Puigdemont informaba mediante un vídeo que él era su sucesor.

Torra saltó a la política envuelta en el procés hace poco. Para las elecciones del 21D, Puigdemont lo integró en la lista. Obediente al expresidente y sin cargos judiciales, tiene el camino allanado pero es visto por la oposición como un mero títere. Una marioneta del expresident que marca la agenda desde Berlín. De hecho, Puigdemont pidió que el nuevo president no usara su antiguo despacho del Palau de la Generalitat.

En una entrevista del pasado sábado concedida a La Stampa, Puigdemont avisaba que Torra podría convocar el elecciones a partir del 27 de octubre, primer día legal para anunciarlas, si “el Gobierno español sigue con la persecución”. Volvía a quedar una sensación: aquí, ¿quién manda?

Desde el atril, en su discurso frente a los diputados y la ciudadanía, Torra despejaba las dudas: "Nuestro president es Puigdemont".

Hasta entonces, Torra destaca haber sido presidente de Òmnium Cultural en 2015, de rebote, cuando Muriel Casals dejó la entidad para convertirse en diputada de Junts pel Sí. Él, al que la vida parece poner a golpes de imprevistos en los cargos, era entonces uno de los vicepresidentes de la organización. Torra asumió las funciones hasta que Jordi Cuixart tomó el relevo.

Su figura no apareció ligada al nacionalismo hasta 2008. Antes, el licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona, ejerció de abogado para la compañía de seguros Winterthur y se trasladó a Suiza por motivos laborales para la multinacional de 2005 a 2007.

En 2008, fundó la editorial A Contra Vent, una firma que recupera obras de periodistas catalanes y autores de no ficción de los años 20 y 30. Más adelante, en 2014 y ya como director de Born Centre Cultural, recibió un encargo del entonces alcalde de Barcelona Xavier Trias.

En ese año, con motivo del tricentenario de 1714, Trias le mandó que organizara actos para la fecha. La oposición veía que era caldear el ambiente en el marco de la inminente consulta catalana del 9N.

“Evidentemente, vivimos ocupados por los españoles desde 1714”, escribió en su Twitter que ahora es una piedra en su espalda, Quim Torra.

Vestido de traje, con el lazo amarillo en la solapa, el pasado sábado pronunció un discurso en el que olvidó a la otra mitad. Su nacionalismo excluyente ha intentado rectificarlo esta mañana antes de ser elegido presidente. Dice que será una "república para todos".

Parece querer desvincularse de las afirmaciones reaccionarias y supremacistas que el líder del PSC Miquel Iceta y la líder de Ciudadanos Inés Arrimadas traían hoy al pleno. Iceta recuperaba un artículo en el que Torra escribía: "Los cruces del PSC con la raza del socialismo español han ido aumentando hasta llegar a mutar el propio ADN de los autóctonos". Raza y ADN pueden llevar a discursos peligrosos de sangre.

Su proclamas ahora cambian, se rebajan, moldean.

Torra pide lo que se podría esperar. Habla de una etapa de “transición” excepcional hasta que los presos y los exiliados no regresen. Habla del mandato del 1-O. Pide acabar con el 155 y sentarse a dialogar con Rajoy, pero con la palabra República por delante. A la consecución de la independencia no le pone fechas. Solo promete que “trabajará sin descanso” por conseguirla.

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