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Artículo ¿Quiénes son los 'porros' que tienen hartos a los estudiantes de la UNAM? Now

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¿Quiénes son los 'porros' que tienen hartos a los estudiantes de la UNAM?

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La comunidad universitaria de México lleva 12 días de protestas contra estos grupos violentos que aseguran que están pagados por las autoridades

Rosa Molinero Trias

07 Septiembre 2018 17:11

“¡¿En dónde está, en dónde está la rectoría que nos iba a cuidar?!”. Gritos como este se escucharon el 5 de septiembre frente a la Torre de la Rectoría, en la Universidad Nacional Autónoma de México, la más grande de Latinoamérica. Unas 30.000 personas llevaban a cabo una protesta dentro de otra protesta, la que empezó el 27 de agosto para denunciar la falta de maestros en el Colegio de Ciencias Humanas de Azcapotzalco, y que prosiguió durante los días siguientes, atizada por el ataque de los llamados ‘porros’, grupos de universitarios y otros civiles, que actúan voluntariamente (o "patrocinados por las autoridades", a tenor de algunos medios) destinados a reventar las manifestaciones estudiantiles, que dejó 14 heridos, 4 graves, de los que siguen hospitalizados dos.

Esta matrioshka de protestas pone en evidencia que la seguridad, una de las grandes lagunas del país, está permeando también en la UNAM, que hasta la fecha era un lugar donde la mayoría se sentía mucho más segura que en el resto de la Ciudad de México. Pero varios asesinatos (Miranda Mendoza, Lesvy Berlín, Luis Roberto Malagón y Carlos Sinuhé Cuevas han sido las últimas víctimas) y la presencia del narcomenudista en las inmediaciones, junto con el acoso, las agresiones sexuales y los atracos que están sufriendo los estudiantes de camino a la universidad le han quitado el título de refugio.

Aquí un repaso a la cronología de los hechos:

27 de agosto. Los estudiantes de bachillerato del Colegio de Ciencias Humanas (CCH) de Azcapotzalco se concentran en las oficinas administrativas del centro por la falta de profesores y el retiro de murales. Piden la renuncia de María Guadalupe Márquez, su directora.

28 agosto. Se sigue con la protesta, que ha paralizado la CCH. Se organizan asambleas entre la comunidad universitaria para exigir un diálogo con las autoridades de la CCH.

29 de agosto. El CCH expresa mediante un comunicado su “plena disposición para colaborar”.

30 de agosto. Guadalupe Márquez, directora del CCH, renuncia a su cargo. La sustituye temporalmente Benjamín Barajas Sánchez y a este Andrés Francisco Palacios Meza el día siguiente.

31 de agosto. Los estudiantes convocan una marcha pacífica a pie para el 3 de septiembre, desde el parque de La Bombilla hasta la explanada de la Rectoría de la UNAM, en Ciudad Universitaria.

2 de septiembre. La Dirección del CCH vuelve a manifestar el apoyo a los estudiantes para solucionar los problemas señalados.

3 de septiembre. A las 14:30 h, los estudiantes del CCH Azcapotzalco, junto con los del CCH Oriente, que exigen justicia para la recién asesinada Miranda Mendoza, se congregan ante la Torre de la Rectoría, donde leen su pliego de peticiones:

—Renuncia de las autoridades corruptas, incompetentes y cómplices de agresores y acosadores sexuales.

—Más y mejor personal académico de base.

—Eliminación de cobros ilegales como la imposición de pago $100 por inscripción.

—Permitir al estudiante tener actividades recreativas y políticas que permitan el trabajo colectivo de la comunidad.

—No tomar represalias académicas o administrativas contra quienes decidimos organizarnos y participar activamente en la solución de los problemas que aquejan a nuestras escuelas.

Momentos más tarde, intervienen los grupos porriles, a cara descubierta, armados con varas de hierro, cócteles molotov y hasta objetos cortantes con el que casi arrebatan un riñón a Joel Sebastián Meza, uno de los estudiantes manifestantes.

Cuartoscuro

4 de septiembre. Enrique Graue, rector de la UNAM, emite un comunicado por escrito y en vídeo donde condena la violencia ocurrida

5 de septiembre. La comunidad universitaria de Ciudad de México y otros estados del país se suma a las protestas Se cuentan 50 facultades de la UNAM en Ciudad de México y allende, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma Metropolitana. Se convoca una marcha que reúne a unas 30.000 personas, universitarios y estudiantes de la preparatoria, se manifiestan con sus datos personales inscritos en los brazos como medida de seguridad. Piden la dimisión del rector, ya que consideran que está culpabilizando a los propios estudiantes de la violencia que se ejerce contra ellos. “¡Graue! ¡Rector! ¡Del porrismo, protector!”, vociferan los estudiantes. El mismo día, la Rectoría confirma que acepta todo el pliego de peticiones: “Para la Rectoría de la Universidad, los siete puntos que integran el pliego petitorio son aceptables y atendibles”. La misma UNAM difunde una lista con los porros identificados y expulsa a 18 de ellos, que eran universitarios.

6 de septiembre. Se convocan paros indefinidos y de entre 48 y 96 horas en varias escuelas y universidades de Ciudad de México y exteriores. El rector confirma la suspensión del coordinador de vigilancia de la UNAM, Teófilo Licona, después que apareciera en un vídeo dando órdenes a los porros.

Los grupos porriles, que tienen su origen en los años 50 en las pandillas universitarias de ideología más conservadora, se relacionan con los equipos de fútbol americano, el gobierno y las autoridades universitarias, según afirma para El Universal el investigador Imanol Ordorika, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Actúan "no sólo a través de actos de provocación, delación y control, sino también en actos puramente delictivos como robos y atracos, hostigamiento sexual y golpizas frecuentes". Sus acciones desencadenaron la matanza de Tlaltelolco en 1968, de la que este 2 de octubre se conmemoran 50 años, donde un movimiento universitario que reivindicaba un verdadero cambio democrático en el país, fue reprimido a tiros por varios cuerpos de las fuerzas de seguridad del estado, dejando un número de muertos indeterminado hasta la fecha que probablemente supera los 200.

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