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Finlandia salva a los ‘sintecho’ con una fórmula tan simple que parece broma

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Los resultados no engañan

PlayGround

06 Septiembre 2019 17:57

Entre 2008 y 2015 Finlandia logró reducir en un 35% el número de personas sin techo gracias a la campaña ‘Housing First’.

La fórmula de la campaña es tan simple que a ojos del cinismo occidental puede parecer una broma: otorgar una casa a quien la necesita, sin exigencias de ningún tipo.

Inspirado en el movimiento estadounidense ‘Pathways Housing First’, el gobierno nórdico ha logrado sacar a 1.345 'sin techo' de la calle. Según las ONG implicadas en el programa, en Helsinki ya casi no quedan homeless y el objetivo es que para 2027 ya no quede ni uno en todo el país.

Pero, ¿cuál es el secreto?

Todo empieza con la entrega de unas llaves, sin condiciones. A diferencia de otros programas similares, no se exige desintoxicarse del alcohol o las drogas para poder acceder a una vivienda. De hecho, el consumo de alcohol ni siquiera está prohibido en las casas, como sí ocurre en otros casos.

Los complejos de viviendas están integrados en barrios de clase media y los beneficiarios están obligados a pagar un alquiler, algo que pueden hacer gracias a la ayuda económica que reciben del Estado.

“El sistema de refugio temporal no estaba funcionando. Mientras esa gente no tenga una casa permanente, siempre serán considerados sin techo”, explica a Politico Juha Kaakinen, consejero delegado de Y-Foundation, la ONG que ha implementado el proyecto en Finlandia.

El fundador de Housing First, Sam Tsemberis, explica en una entrevista a El País que la clave está en crear un “sentimiento de pertenencia”. Algo que se consigue con detalles como, por ejemplo, colocar una placa con el nombre del inquilino en el buzón de las casas. Según los impulsores del proyecto, esto humaniza a las personas y les da fuerza de voluntad para cambiar de vida.

Cada semana, los inquilinos reciben la visita de trabajadores sociales y especialistas en enfermedades mentales y adicciones para ofrecerles asistencia y fomentar su integración en la comunidad.

A lo largo de la última década, el programa ha costado 300 millones de euros al Estado, una cantidad que queda parcialmente compensada por el ahorro en gastos relacionados con personas sin hogar como servicios de emergencias, policía y gastos judiciales.

Su éxito es innegable. Según datos del Foro Económico Mundial, mientras en países como Reino Unido, Alemania o Francia el número de sin techo aumenta año tras año, Finlandia es el único país europeo en el que número se ha reducido.

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