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Bring the noise: el mundo descubre al analítico, expresivo e izquierdista Klopp

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Su Liverpool es como un riff de Iron Maiden antes del estribillo perfecto y en política lo tiene claro: "Soy de izquierdas, desde luego. Si hay algo que no haré nunca en mi vida es votar a la derecha"

Ignacio Pato

26 Abril 2018 17:49

Chandal, gafas, barba y mueca. A veces Jürgen Klopp parece solo eso. Solo y nada menos que eso.

En un mundo en el que entrenadores que enfilan los 50 están en mejor forma que cuando jugaban y tenían 25, Klopp es otra cosa. Chaqueta deportiva holgada en vez de corbatín, barba cana que nunca llevaría un agente inmobiliario y las gafas que le vuelan por la cara en plan montaña rusa cada vez que salta a celebrar un gol. Ese es Klopp, el expresivo entrenador que está a punto de llevar al Liverpool a la final de la Champions.

Con este éxito, Klopp ha cruzado la línea que separa la escena futbolera de una más amplia. Se ha hecho mainstream. Tras el divertido 5-2 a la Roma, muchos espectadores esporádicos se preguntan quién es ese tío que no para de moverse en la banda red.

En tres toques: un analítico y expresivo izquierdista.

Podemos decir que Klopp reivindica un fútbol total. Todos los jugadores se mueven, todos defienden y casi todos atacan. Presión arriba o robo contragolpe y a correr. Suena sencillo, pero no lo es. Como recuerda Marcel Beltrán en Panenka, la capacidad analítica de Klopp saltó a la fama en el mundial de Alemania 2006, cuando este exjugador del montón del Mainz fue contratado para comentar los partidos de la Mannschaft junto a Beckenbauer. Las sobreimpresiones con flechas, círculos y triángulos sobre sus explicaciones, indica Beltrán, acercaron el fútbol de vestuario a los televisores del país. Poco después pasaba de entrenar al Mainz a hacerlo en el Dortmund, al que hizo campeón de la Bundesliga en 2011 y 2012. El año siguiente vio a Klopp hacer subcampeón de la Champions al equipo de Westfalia.

Desde 2015 dirige al equipo de Anfield, pero uno de sus primeros cometidos fue subir la moral de la plantilla, especialmente del portero Mignolet, hoy suplente de Karius. El mismo Klopp decía hace solo unos días en Guardian que tiene un "síndrome de ayudar a los demás".

Sin pasarnos, tampoco. Klopp no es una oenegé. Durante la temporada pasada intentó encontrar un hueco a Coutinho por detrás del trío de ataque -Firmino, Salah y Mané- que finalmente acabó con el hoy barcelonista en el banquillo y posteriormente traspasado. Como cuenta Diego Torres en El País, Klopp siempre consideró que el puesto de Coutinho debía ganárselo contra Salah. Firmino y Mané eran titulares indiscutibles para el alemán. La (poca en comparación con sus compañeros) capacidad física del hoy culé no acabó de convencer a Klopp y eso facilitó su venta.

Conocida es la frase de Klopp en la que compara su estilo con el heavy metal. Y sin duda que cuando vemos al Liverpool descargar sobre la portería rival, vemos una tormenta de cuernos y oímos un riff de Maiden que anticipa un estribillo perfecto, pero ahí hay más solfeo del que parece.

Bring the noise, se llama la biografía de Klopp. Y no le puede ir más al pelo: como la canción de Public Enemy que el grupo neoyorquino grabó con Anthrax. Un tema pionero en la fusión de bases y guitarras que comenzaba con la famosa línea "Bajo, ¿cuánto de grave puedes sonar?". En fase de hibernación durante un partido, antes del ataque blitzkrieg, el pulso del Liverpool puede tener frecuencias bastante bajas. Eso sí, y sin afán de arruinarle reputación de duro, Klopp reconoce que sus bandas favoritas son los Beatles, Genesis y Kiss.

La expresividad ha contribuido a hacer de él una figura atractiva, es cierto. El lenguaje gestual de Klopp es un catálogo de sensaciones, un meme. Pensativo, celebrando, lamentándose o arengando a los suyos, Klopp es Klopp.

Van unos ejemplos.

Es también en Bring the noise donde Klopp termina de rematar su perfil de una manera poco habitual en el deporte de élite. Mojándose en política. "Soy de izquierdas, desde luego", dice. "Más de izquierdas que de centro. Creo en el estado del bienestar. No tengo seguro privado. Nunca votaría a un partido que prometa bajar los impuestos a los de arriba. Si hay algo que no haré nunca en mi vida es votar a la derecha".

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