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El mes de junio de 1983 fue todo un punto de inflexión en Can Barça. Núñez había tirado la casa por la ventana el verano anterior fichando a Diego Armando Maradona por 1.200 millones de pesetas, en aquel momento el traspaso más caro de la historia.
Tras haber perdido la oportunidad de ganar la Liga y la Supercopa, el Barça se aferró a la Copa del Rey, ganando al Real Madrid en una durísima final en La Romareda.
Unos días después habría revancha. El 26 de junio se jugó la ida de la Copa de la Liga en un partido que acabó 2 a 2 -en la vuelta el Barça se llevó el título, venciendo por 2-1-. El Lobo Carrasco adelantó a los blaugranas en el marcador en el minuto 50, aunque el gol que ha pasado a la historia lo marcó Maradona siete minutos después.
Recibió la pelota cerca del mediocampo y se encontró solo. Un terreno enorme por recorrer y ningún defensa. Tras comprobar que no estaba en fuera de juego, sacó a relucir su zancada hasta que se encontró con Agustín, el portero del Real Madrid en aquellos tiempos.
No se imaginaba lo que estaba a punto de ver...
Maradona dejó por los suelos a Agustín con un recorte en el que nos muestra su potencia y talento en una baldosa.
Cuando sólo tenía que empujar el balón para meter gol, tuvo una idea de genio pícaro.
Esperó a que llegara Juan José, un defensa merengue, que aterrizó en línea de gol desesperado y con poco criterio. Nada más verle aparecer, El Pelusa echó la bola a un lado y Juan José acabó estampado en un palo de la portería. Ahora sí que podía marcar tranquilo.
Aquella genialidad se convirtió en el primer gol del Barça que el público del Santiago Bernabéu aplaudio en un gesto sincero. Tal y como ocurrió con Ronaldinho en este siglo, Chamartín se puso en pie para aplaudir a un fuera de serie barcelonosta.
"Me acuerdo que me la dio Carrasco en la mitad de la cancha, eludí al arquero, esperé al defensa Juan José y lo dejé pasar de largo. Se rompió los huevos contra un palo y yo la toqué adentro", recordó Maradona hace años en Olé. "Después nos cruzamos en la mitad de la cancha y le dije 'perdona, Juan José'. Me dijo 'vete a tomar por culo'. Me mandó a la mierda".
Juan José no supo apreciar la joya que el 10 acababa de forjar, aunque le tocara ser la esquirla del orfebre.
