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Sports
Marco Pantani sabía, y nos hizo saber, que a veces las mejores cosas de esta vida se ofrecen y se toman sin medida alguna
14 Febrero 2018 13:48
Frágil como un vaso de cristal y duro como el granito. Es la descripción que de Marco Pantani hizo el famoso periodista Gianni Mura.
El cristal le ganó al granito un día de los enamorados como hoy, un San Valentín de 2004. Entonces su cuerpo apareció en una habitación de un hotel de Rimini. Un edema cerebral y una parada cardiorrespiratoria por sobredosis de cocaína eran los responsables directos de que aquel cuerpo yacente hiciera poca justicia a lo que en movimiento había conseguido.
Escribió, también, Mura que durante el Tour de 1998, Italia -pero quizá no solo Italia- rejuveneció. Que ese verano el país se paralizó como hacía décadas. "Las viejas en éxtasis, la gente abarrotando los bares como en los años 50". Aquel año, El Pirata logó algo que nadie más ha vuelto a conseguir, ganar Giro y Tour el mismo año.
Ojalá los fantasmas del doping -del doping y su estigma- y de la nunca bien verbalizada depresión hubieran sido Jan Ullrich en la lluvia del Galibier aquel año. Tan fáciles de dejar atrás partiendo de una clara desventaja. Ese día el italiano iba tres minutos por detrás del alemán en la general, pero tras la etapa Pantani era líder con seis minutos a favor. Ese día, las viejas estaban en ascuas, los bares hacían caja y todos los demás recordamos que a veces las mejores cosas de esta vida se ofrecen y se toman sin medida alguna. Ese día, en fin, todo quedó suspendido para bien.
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