"Nos condenáis a todas", denuncia Irene Paredes del PSG. "Todo mi apoyo a la víctima, estamos contigo, yo sí te creo", dice el rojiblanco Mikel San José. Varios futbolistas, hombres y mujeres, de élite, se unen a la repulsa en las calles y en programas de máxima audiencia contra la sentencia de 'La Manada'
Desarrolla Nerea Barjola en su libro Microfísica sexista del poder que la violencia contra las mujeres es un régimen político, un sistema compuesto por crímenes efectivos y un relato que los justifica.
Ayer, esa narrativa oficial hizo su trabajo y apestó.
La dolorosa decisión de la Audiencia de Navarra de despenalizar la violación de la autodenominada 'Manada' calificándola de abuso sexual tuvo una contestación unánime. La más visible y necesaria, en las calles. Miles de mujeres salieron ayer a gritar juntas que no están solas, que se creen, que las creemos, a agitar llaves al aire, a repetir una y mil veces y las que haga falta que no es un abuso; es una violación.
En máxima audiencia también fuimos testigos de la ruptura con la oscuridad que el movimiento feminista, a base de trabajo y sufrimiento ha creado. El inicio de un programa vilipendiado de manera casi siempre clasista como Sálvame debería ser recordado por años, adelantando por todos los lados, en defensa de la vida, a respetables cabeceras que es mejor no nombrar.
"Conmocionados e indignados", fueron las primeras palabras de su presentadora Carlota Corredera. "La justicia deja desamparada a la víctima, a la que se ha llegado a cuestionar en el proceso judicial. (...) Desde Sálvame nos unimos a esa marea de indignación porque esta sentencia supone un paso atrás en la lucha por los derechos de las mujeres. Nuestro corazón está contigo, con la víctima de unos salvajes y de un sistema judicial machista. (...) Hermana, nosotros también te creemos".
También Paula Vázquez en Fama, recordó que No es No y que Yo sí te creo.
Es evidente que el fútbol no puede permanecer por más tiempo escondido en su pretendido vacío social. Rechazar frontalmente un sistema que daña, desprecia y mata a las mujeres no puede restar concentración, ni debería acarrear problemas internos, ni hace fallar goles a ningún jugador o jugadora.
Por eso bravo por las trabajadoras y trabajadores del balón que no se callan.