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"Perdí a mis amigos y cualquier resquicio de privacidad"

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La primera mujer que se atrevió a denunciar los abusos de Larry Nassar revela el calvario que ha sufrido tras hacerlo

Omar Naboulsi

01 Febrero 2018 12:56

Hace cosa de año y medio, Rachael Denhollander dio el primer gran paso para desenmascarar la trama de abusos sexuales más grande de la historia de los EEUU.

El 29 de agosto de 2016 esta gimnasta se convirtió en la primera mujer en denunciar a Larry Nassar, condenado por abusar de al menos 150 mujeres, la mayoría menores de edad. No sólo acudió a los tribunales, sino que aceptó dar la cara públicamente en el Indianapolis Star, con un testimonio que hizo que decenas de mujeres perdieran el miedo y se sumaran a la denuncia contra Nassar.

Hoy es una abogada que se ha ganado el mote de comandante del ejército de supervivientes. "La persona más valiente que he tenido en mi juzgado", tal y como dijo la jueza Rosemarie Aquilina en el proceso contra Nassar.

A pesar del reconocimiento que se ha ganado, acaba de confesar que los meses que transcurrieron desde su denuncia hasta la sentencia del ex doctor de la selección estadounidense fueron un auténtico calvario. Denhollander ha explicado todo lo que ha sufrido a través de una carta titulada "El precio que pagué por denunciar a Larry Nassar", publicada en The New York Times.

"Me quedé sin mi iglesia. Perdí a mis mejores amigos al abogar por las supervivientes que habían sido victimizadas por errores institucionales similares en mi propia comunidad. Perdí todo resquicio de privacidad", lamenta Denhollander, que sufrió los abusos de Nassar cuando tenía 15 años.

"Cuando una nueva amistad buscaba mi nombre en línea o me agregaba como contacto en Facebook, en la búsqueda aparecían los detalles más íntimos de mi vida mucho antes de que siquiera hubiésemos intercambiado números telefónicos. Evité las tiendas de autoservicio algunos días, para asegurarme de que mis hijos no vieran mi rostro en los diarios o revistas. Me hicieron preguntas sobre cosas que nadie debía saber y en el momento en el que menos quería hablar".

Durante el proceso judicial llegaron a decirle que solo era una "buscapleitos" y que "sólo esperaba el día de paga", hasta que llegó la cascada de denuncias.

"Se fueron presentando víctimas, una tras otra. Algunas habían padecido el abuso teniendo apenas seis años de edad. Otras habían sido víctimas hacía casi tres décadas y otras más unos días antes de que se presentara mi denuncia", explica.

"Muchas de ellas habían intentado alertar al respecto desde años antes de que yo entrara en la clínica de la universidad para conocer al afamado médico. No solo padecían los devastadores efectos de la violación, sino que también tenían profundas heridas por haber sido silenciadas, culpadas y a menudo obligadas a regresar al consultorio para que siguieran abusando de ellas".

Denhollander también revela que al menos 14 entrenadores, psicólogos o empleados de la Universidad de Michigan State -donde trabajaba Nassar- habían sido informados de los abusos del médico.

"¿Cómo fue que sucedió? ¿Cómo fue que, durante treinta años, este monstruo logró abusar de niñas y jovencitas sin ser descubierto?", se pregunta Denhollander, la misma cuestión que desde hace más de un año se hace la justicia americana.

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