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Artículo Un controlador guardiolista para que Neymar se quede en París Sports

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Un controlador guardiolista para que Neymar se quede en París

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El PSG ficha a Thomas Tuchel, un innovador compulsivo que controla las horas de sueño y recomienda libros a sus jugadores

Omar Naboulsi

15 Mayo 2018 13:17

Thomas Tuchel es el elegido para comandar el nuevo proyecto del PSG. El entrenador alemán, que saltó al estrellato en el Borussia Dortmund, será el relevo de Unai Emery para la próxima temporada.

Los objetivos son claros: convencer a Neymar para que se quede en París y ganar la Champions. Las últimas informaciones de la prensa francesa dicen que Tuchel ya se ha reunido con el brasileño y que este seguirá como mínimo un año más en el equipo. Es el líder necesario para conseguir un trofeo que el Real Madrid -precisamente el candidato número 1 a llevarse a Neymar- está acaparando en las últimas temporadas.

A sus 44 años, Tuchel es un entrenador estudioso y analista hasta el hastío. Antes de empezar a entrenar con su nuevo club viajará a Bélgica para empezar un intensivo de francés en un instituto de Idiomas.

Su obsesión por el control de los partidos ha hecho que se le compare con Pep Guardiola.

De hecho, ambos solían quedar en una taberna de Múnich para debatir sobre aspectos tácticos. Los dos son unos apasionados de la presión alta y la posesión, y además hacen gestos parecidos cuando están en el banquillo. Al igual que Guardiola, Tuchel exige mucho rigor a sus equipos, así que necesita futbolistas tácticamente maduros. Los Rabiot, Mbappé y Kimpembe deberán de dar un paso al frente sin balón.

Fue camarero en su etapa de estudiante, donde se licenció en Economía. Es un amante de las matemáticas y la meditación, es vegetariano y se pasa los días leyendo.

Siempre se ha preocupado por su formación, por eso cuando se fue del Mainz en 2014 estuvo un año preparándose para su próximo reto. "No creo que pueda aportar más aquí", dijo en su despedida. Entonces Tuchel se puso a visitar entrenamientos de otros clubes y otros deportes, estudió Estadística, se matriculó en Filología Inglesa y en Educación Física.

En la universidad se fijó en las ideas del profesor Wolfgang Schöllhorn y su teoría científica sobre los diferentes tipos de aprendizajes que necesitan los deportistas, en vez de la rutina de repetición clásica. Los futbolistas del Borussia Dortmund alucinaron cuando una mañana se encontraron con las líneas del campo de entrenamiento totalmente cambiadas.

Tuchel se encargó de pintar la zona de ataque en forma de diamante, sin córners, indicando la dirección de entrada al área a sus extremos -de fuera hacia adentro-, para acercarse más a la portería.

El control de Tuchel sobre los futbolistas es casi enfermizo. Controla las horas y la calidad de su sueño con programas informáticos, aparte de la dieta. Cuida lo que comen en casa y en el vestuario, ya que en el Dortmund prohibió que los jugadores pidieran pasta a un restaurante italiano, algo que hacían después de cada partido.

Tampoco para de buscar estímulos nuevos para sus futbolistas en los entrenos: malabares con pelotas de tenis, toques de balón sólo con la rodilla o jugar partidos sujetando un objeto. Les obliga a comer juntos y les recomienda lecturas.

Hasta organizó una sesión con el Alba de Berlín, uno de los equipos de baloncesto más importantes de Alemania.

Quiere que sus jugadores inventen cosas nuevas, se equivoquen entrenando y vuelvan a intentarlo. Quizá por eso maneja tan bien la motivación de la plantilla, empapelando el vestuario con frases motivadoras. Sí, una de ellas es la típica y tópica de Michael Jordan:

"He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces no he metido la canasta ganadora en el último segundo... He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito".

Solo el paso de los años dirá si Tuchel tiene éxito en París o se llevará el primer fiasco de su carrera en los banquillos.

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