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Artículo Colectivo y nuevo moralismo: 10 firmes lecciones que nos deja Rusia 2018 Sports

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Colectivo y nuevo moralismo: 10 firmes lecciones que nos deja Rusia 2018

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Y no todas han sido sobre el campo

Ignacio Pato

13 Julio 2018 09:28

Rusia 2018 toca a su fin y ya tenemos final: Francia-Croacia. También una serie de lecciones que nos deja un Mundial a simple vista raro, con muchos grandes hincando rodilla y sin grandes nombres a los que asociar el campeonato.

1. No despreciar más el balón parado

Según la sabiduría popular, a balón parado las fuerzas se igualan. En Rusia 70 de 161, el 43,4% de los goles marcados, lo ha sido tras un córner o una falta. Con equipos cada vez más igualados y menos espacios, es lógico que así sea. ¿Quién se acuerda ya del una vez conocido como gilicórner, ese sacado en corto y que no pocas veces acaba en tu propio portero?

2. El poder de una buena transición

Se ha demostrado el poder de una buena transición defensa-ataque, de lo que nuestros padres llamaban contras. El fútbol blitzkrieg, la cesión de la posesión para defender ordenada y solidariamente y tener a dos, tres o cuatro futbolistas con la capacidad de salir desbocados en ataque, ha tenido siempre una fama dudosa y ha sido asociado a un fútbol feo, pero hay pocas jugadas más bellas que un buen relámpago de estos acabado en gol. Y si no, volvamos a ver esta de Bélgica. ¿Simpleza? Las diagonales de Lukaku abriendo espacios a sus compañeros son una masterclass para todos los niños que quieran ser futbolistas.

3. Esto no es balonmano

Lo demostró España. El juego de toque, neologizado como tiquitaca, solo sirve si descoloca al rival, tienes sobre el campo a los jugadores adecuados y, claro, acabas tirando a puerta para conseguir algún gol. Si no, te acaba pasando que tienes el 78% de posesión, haces 1.140 pases, tiras más a puerta durante los penaltis que durante 120 minutos... y acabas fuera del Mundial.

4. Vuelve el 9 (si es que se fue)

El último gol del Mundial hasta ahora, el de Mario Mandzukic en la prórroga contra Inglaterra en semifinales, fue un gol de delantero clásico. De 9, tirando a puerta sin mirar, sabiendo dónde está el arco a batir. Olivier Giroud es otro ejemplo de delantero centro cuya única misión no es marcar goles. De hecho, el titular de la finalista Francia no ha marcado ni uno este Mundial, pero su trabajo abriendo espacios para Mbappé y Griezmann está fuera de duda. Las otras semifinalistas, Bélgica e Inglaterra, también cuentan con clarísimos e indiscutibles nueves, Romelu Lukaku y Harry Kane. Argentina fracasó sin nueve, con situaciones especialmente extrañas como lanzar centros a ningún delantero. Y España con uno, Diego Costa, que no entraba dentro del planteamiento de juego de toque del equipo de Hierro.

5. El VAR no es tanto lío

Todos menos Neymar se han dado cuenta de que ahora es más difícil engañar. El brasileño pasará a la historia como el primer jugador a quien le anulan un penalti pitado a favor por simulación. Y Rusia 2018 como el Mundial con menos expulsiones de la edad moderna -ha habido cuatro y en España'82 hubo cinco-, como una copa del mundo sin grandes polémicas y como el momento en que el videoarbitraje se hizo mainstream.

6. El Mundial sigue apestando a machismo

La agencia de fotografías de stock Getty Images publicó y después tuvo que borrar una galería de imágenes de mujeres aficionadas en el Mundial bajo el título "Hottest fans". Ha sido solo uno de los casos más flagrantes de machismo durante Rusia'18. Lo que han tenido que aguantar periodistas como la colombiana Julieth González Therán de Deutsche Welle o la española María Gómez de Mediaset no son casos aislados tampoco. La organización antidiscriminación Fare habla de más de 30 periodistas acosadas de manera machista mientras realizaban su trabajo en Rusia. Los planos de aficionados y aficionadas que selecciona la realización de televisión de cada partido siguen siendo también una asignatura pendiente en lo que a igualdad de género se refiere.

7. Nuevo "colonialismo", nuevo moralismo

Un eslogan contra el fútbol moderno dice que el fútbol sin los fans no es nada. Una versión paralela sería que el fútbol actual para los países de Europa occidental sin migraciones no es nada. O lo que es, lo es mucho menos. Obviando a Croacia, las selecciones que han llegado más lejos en el Mundial seguramente no habrían podido hacerlo sin contar con jugadores nacidos en o de padres procedentes de otros países, especialmente África. El nuevo moralismo dicta que el fútbol convierte a la multiculturalidad en un valor, pero la cara B es que Europa occidental -lo hemos visto con Francia, Bélgica o Inglaterra- cuenta con una nueva materia prima de jugadores física, cualitativa y tácticamente superdotados procedentes de las periferias de los centros de poder, ya sean de la banlieue de París o del Congo. Para terminar de completar la jugada, su éxito es la prueba definitiva de integración social desde la perspectiva europea.

8. Colectivo

Es casi imposible elegir una estrella indiscutible de Rusia 2018, un nombre que podamos asociar para siempre con este torneo. En todo caso, dependerá de quién levante el trofeo finalmente. Si lo hace Francia, diremos que ha sido el Mundial de Mbappé; si lo hace Croacia, diremos que Modric merece de una vez el Balón de Oro. Y todo porque este Mundial ha demostrado mejor que bien que el fútbol no es tenis, sino un deporte colectivo en el que un buen bloque sin individualidades tiene más posibilidades de éxito que una gran estrella rodeada de diez medianías o de un equipo descompensado. En otras palabras, Suecia ha llegado más lejos que la Argentina de Messi. En otras palabras, a la altura del año 2018, el argentino, Cristiano y Neymar suman cero mundiales entre los tres.

9. El escudo no gana partidos (aunque puede ayudar)

Alemania, Argentina y España han dado un poco esa sensación en sus momentos más dramáticos. Alemania y España quizá confiando en exceso en sí mismos contra Corea del Sur y Rusia, respectivamente, y a Argentina en una carrera contra la lógica desde el primer partido, de muy poco le ha servido el 'pongan huevos, somos Argentina'. Al final, las estrellas de la camiseta, el nombre y la bandera pueden hacerte esprintar un poco más fuerte un par de veces por partido, pero poco más.

10. Don't believe the hype

Eso cantaban Public Enemy hace 30 años. "No te creas lo que la prensa infla". En el caso de Rusia'18, que había una horda de ultras rusos dispuesta a machacar a todo occidental que se acercase por la Madre Patria. Iba a ser el Mundial de las caras chorreando sangre y de la nueva Guerra Fría y sin embargo, a falta de su epílogo, ha sido todo bastante tranquilo.

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