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El VAR nos gusta porque sigue habiendo polémica

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Algunos pensaban que el videoarbitraje acabaría con las discusiones en el fútbol, pero estaban equivocados

Omar Naboulsi

04 Octubre 2018 17:42

El VAR tenía que llegar. Era casi inevitable pensar que en un deporte tan imperfecto como el fútbol acabaría entrando la tecnología. La idea era acabar con las grandes polémicas y que un error arbitral no influyera en el resultado final de ningún partido. Tras 7 jornadas de Liga y jugadas muy discutidas -como la expulsión de Lenglet ante el Girona o las manos de Casemiro contra el Atleti-, queda claro que es imposible que la polémica desaparezca por mucho VAR que haya delante.

El sistema funciona, pesar de que siempre habrá voces críticas por la pérdida de la esencia del deporte rey. Todas las posturas son entendibles, pero aquellos que rechazaban el VAR porque pararía demasiado los partidos estaban equivocados.

El VAR no detiene el juego

Las decisiones con videoarbitraje están siendo ejecutadas con cierta celeridad y desde la FIFA y la International Board se asegura que una jugada decisiva ya interrumpe mucho el ritmo del partido. De hecho, en un partido sin VAR se pierde el 30% del tiempo de juego por otros lances.

Además, las estadísticas de la Serie A, donde el año pasado ya se puso en marcha el VAR, avalan que en Italia se evitaron 52 errores arbitrales graves y se redujeron las simulaciones un 43%, mientras que las protestas bajaron un 20%. Las faltas también disminuyeron un 8,8% y los penaltis aumentaron un 4,3%.

Para los que desconocen su funcionamiento, el Video Assistant Referee utiliza las imágenes de las cámaras de televisión y solo interviene en 4 acciones que la FIFA considera "Jugadas Decisivas": determinar cuándo se ha marcado un gol, si ha habido penalti, si una acción es merecedora de tarjeta roja e identificación correcta de un jugador a la hora de imponer una sanción.

Hay que tener en cuenta que la última autoridad sobre el campo siempre será el árbitro, aunque el VAR puede informarle de un error de apreciación o alguna acción que no haya visto, el colegiado siempre tendrá la última palabra.

La polémica en el fútbol nunca se va a acabar

Las decisiones del VAR en LaLiga ya han llenado tertulias durante semanas. Es el caso del gol de Asensio en el Real Madrid-Espanyol, donde el VAR corrigió a Mateu Lahoz, que en primera instancia había anulado el tanto por fuera de juego, una infracción que no se había producido.

Las quejas de los clubes vienen de las acciones en las que el VAR no interviene porque teóricamente no ha visto la jugada clara. El Real Valladolid publicó en su propia web que fue víctima del "peor VAR de la historia del fútbol" en su partido contra el Celta en Balaídos que acabó 3-3 y dejó 3 jugadas polémicas. Los pucelanos reclaman una posible mano de Maxi Gómez en el segundo gol del Celta, un posible agarrón a Kiko Olivas en el área de los vigueses y una segunda amarilla que entienden que se perdonó a Juncà.

Quizá la jugada más polémica se vio en el Sevilla-Getafe, cuando en el minuto 50 el VAR anuló un gol a Ben Yedder por fuera de juego. Los sevillistas acabarían perdiendo el partido por 0-2. Después del partido, El Chiringuito de Jugones explicó, apoyándose en un programa 3D, que el delantero francés no estaba en fuera de juego por 11 centímetros.

Este puede ser el gran lunar del VAR: utiliza las líneas sombreadas por Mediapro -la operadora de La Liga esta temporada- y no un sistema propio para trazar los fueras de juego. Tal ha sido el revuelo que en las dos últimas jornadas la televisión ha dejado de utilizar estas líneas.

"Si el fútbol es un deporte continuo, no puedes situar una cámara y, en una jugada conflictiva, pedir que nadie se mueva, reunirte en la banda, ver las imágenes, deliberar, tomar una decisión y luego decir: ‘Venga, ya está, podemos continuar’, como ocurre en algunos deportes de los EE.UU. No puede ser. Esto no tiene sentido". Estas palabras son de Johan Cruyff en 2002, recogidas en su libro Me gusta el fútbol, mostrándose contrario al VAR 16 años antes de su implantación. Aunque Johan fuera un adelantado a su tiempo y estas declaraciones vuelvan a correr por las redes, estaba equivocado.

A pesar de los fallos de apreciación y el problema con los fueras de fuego, se ha demostrado que el VAR da más de lo que quita. Reparte justicia en la mayoría de partidos, algo que ha convencido incluso a los más escépticos. Ahora hay que esperar a ver cómo actúa en situaciones tan locas como probables que no están del todo controladas.

Por poner un ejemplo: si un jugador comete una entrada de roja o una agresión, el árbitro no lo ve, y su equipo acaba marcando gol en la misma jugada al cabo de un minuto, ¿cómo procederá el VAR? ¿Se atreverá a expulsar al jugador y anular el tanto? ¿Sólo expulsará al infractor?

¿Y si en los últimos minutos del partido el colegiado no ve un penalti y lo revisa en el descanso? ¿Se chutará en la reanudación? Esto ya ha sucedido en la Bundesliga.

El fútbol necesitaba avances tecnológicos y el VAR, por el momento, se los está dando.

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