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¿Por qué la astrología tiene más adeptos que nunca?

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El mundo se desmorona y mirar a los planetas es lo único que nos queda.

Playground community

07 Agosto 2019 10:45

Estamos en crisis. Ya no se puede ni siquiera llorar en la iglesia. Diversos casos de abuso se destaparon en los últimos tiempos. En Estados Unidos hay cerca de 300 sacerdotes acusados y 1000 víctimas registradas. En Argentina hay 63 curas procesados y todavía un número indeterminado de afectados.

Vivir en el planeta Tierra cada vez se ha vuelto más complicado. Las cosas están tan mal que incluso nacen movimientos como el BirthStrike, que aboga por no traer más niños al mundo por culpa de la severidad de la crisis ecológica.

Pero por suerte, todavía podemos confiar en los planetas y las estrellas. Hasta ahora, los signos del zodiaco no han abusado de nadie ni han contaminado el medio ambiente. Quizá por eso la astrología aún está vigente y sigue cosechando adeptos.

Antiguamente se consideraba que los planetas representaban la voluntad de los dioses y la forma en la que afectaban a la vida de las personas. Para los astrólogos modernos, en cambio, los planetas ahora representan los impulsos y la forma de actuar de la mente humana.

La astrología está tan vigente hoy en día que se ha instalado en todas las plataformas sociales. Incluso existen influencers astrólogos, como Mia Astral , que cuenta con más de 1 millón de seguidores en Instagram y en su playlist de Spotify. O Madame Mela, con más de medio millón de fans que siguen de cerca sus horóscopos visuales.

“La popularidad de la astrología viene de la mano de Internet y las redes sociales, que han multiplicado sus formas de expresión y usos, a veces más elaborados y serios, a veces menos, con aplicaciones variadas y con recursos como el humor o los memes", explica Agostina Chiodi, astróloga, instructora de yoga e instagramer.

Además, la experta añade que “las nuevas generaciones se van haciendo eco de la posibilidad de abrirse a otros lenguajes y otras miradas más sensibles del mundo”. Por eso, para ellos “lo que antes era esotérico y oculto, ahora está dejando de serlo. No se trata de un retroceso a estadios anteriores al mundo racional, ni se trata de negar lo alcanzado como humanidad hasta el momento, sino de hacer una síntesis e integrar otros aspectos relegados”.

La astrología también se ha convertido en una especie de terapia. Permitirse un psicólogo es un lujo para una generación que vive de trabajos freelance o temporales. Por eso, una tirada del tarot o una revolución solar se convierten en las mejores herramientas para tratar de entender el presente y prever nuestros próximos movimientos.

Es el caso de Sabrina, una tarotista que enfoca la lectura de cartas desde un punto de vista terapéutico y no predictivo, es decir, le interesa más ayudar que tratar de adivinar el futuro. “Lo menos importante es tirar una respuesta mágica, pero lo que sí que suma es arrojar luz sobre las cartas para que alguien pueda desbloquear alguna situación personal sobre la cual no puede avanzar”, explica y continúa: “Elegí el tarot terapéutico porque siento que le soy útil al consultante, lo ayudo a trabajar en su camino evolutivo, ya sea en objetivos profesionales como en su plenitud sentimental”.

La gran mayoría de sectores de la ciencia menosprecian este tipo de prácticas vinculadas al esoterismo por su inconsistencia empírica. Pero olvidan que sus métodos e idiosincrasia fueron forjados únicamente por hombres blancos, heterosexuales y de clases acomodadas.

Sin embargo, el siglo XXI es el siglo de las mujeres. Desde el movimiento Me Too en Estados Unidos, hasta la Marea Verde que lucha por la legalización del aborto en Argentina. Muchas de ellas ponen en tela de juicio el paradigma científico y abrazan la astrología como una forma de entender muchas disciplinas que la propia ciencia no puede explicar con números y estadísticas. Como el arte o, nada más y nada menos, que el amor.

Si los sistemas de valores tradicionales están en crisis. Si siguen llegando líderes de ultraderecha al poder, capaces de levantar muros gigantes contra los inmigrantes. Si el capitalismo financiero sólo beneficia a unos pocos y la terapia se considera un servicio de lujo. ¿Cómo no vamos a confiarle nuestra suerte a los planetas y las estrellas?

Es lo único que nos queda.

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