La cría de chimpancé, que fue abandonada por su madre al nacer, se emociona visiblemente al reencontrarse con sus cuidadores humanos. Sus gestos de ternura y cariño hacia ellos te harán replantearte si estos animales no se parecen más a nosotros de lo que pensamos
Cuando pensamos en animales adorables, lo primero que nos viene a la cabeza suele ser la imagen de un gato o un perro. Estas dos especies, debido a que son las que suelen hacernos compañía más a menudo, son casi siempre el centro de todo tipo de vídeos y artículos enternecedores. No obstante, en ocasiones otros animales pueden robarles, merecidamente, el protagonismo.
Es el caso del vídeo de hoy. En él podemos observar unas enternecedoras imágenes de un pequeño chimpancé gritando con excitación al ver a dos personas, y abrazándose a ellos por turnos en un gesto especialmente humano. ¿Por qué reacciona así el monito al ver a estos humanos?
Para comprender la situación es necesario retroceder en el tiempo, hasta el momento en el que el animal protagonista del vídeo, Limbani, acababa de nacer. Por motivos que no están claros, la madre del pequeño le rechazó y se negó a proporcionarle cuidados, algo que ocurre en ocasiones entre determinadas especies. Por suerte, la Zoological Wildlife Foundation de Miami, una institución que se encarga del cuidado de animales en situaciones similares, pudo hacerse cargo del monito. Sus cuidadores principales fueron Jorge y su esposa Tania, las dos personas a las que el chimpancé abraza aquí con tanto cariño.
En el momento de grabarse el vídeo que encabeza este artículo, Limbani llevaba bastante tiempo sin ver a sus primeros cuidadores. Jorge entra y le sorprende mientras el animal bebía en la cocina. La reacción de Limbani ya la has visto. Se emociona y cubre a ambos de besos mientras les da fuertes abrazos.
Muchos os estaréis preguntando.... ¿entonces son capaces los chimpancés de sentir emociones como el amor o el cariño? Todo apunta a que sí. De hecho, estos primates tienen muchas más similitudes con nosotros de las que en un principio podríamos pensar.
Al igual que en el caso de los niños humanos, las crías de chimpancés crean una relación muy especial con sus cuidadores. El vínculo formado, conocido como “apego”, les hace sentir una gran confianza en su presencia, y les permite desarrollarse correctamente y convertirse más adelante en adultos sanos y felices.
En una serie de espeluznantes experimentos realizados en los 60, un psicólogo llamado Harry Harlow descubrió que aislar a un mono en su infancia podía provocarle todo tipo de problemas psicológicos e incluso físicos. Esto se debe a que su relación con su madre —o, en su defecto, el individuo que cuide de ellos— es lo que les permite adquirir una adecuada salud emocional y mental.
Los chimpancés son mucho más inteligentes de lo que pensamos y sus emociones son también bastante más complejas de lo que en un primer momento pudiera parecer. Se trata de uno de los pocos animales capaces de reconocerse a sí mismo en un espejo, por ejemplo; una habilidad fundamental que hasta hace pocas décadas se creía que solo los humanos poseían.
Por eso, cuidar y proteger a estos animales es especialmente importante. Al fin y al cabo, son tan capaces como nosotros de sentir alegría, miedo, tristeza o amor. Debería ser nuestra responsabilidad asegurarnos de que los chimpancés, así como otros animales con estas capacidades, vivan vidas felices y completas.