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Niño de 15 años muere tras saltar desde lo alto de un edificio con un paracaídas hecho en casa

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Según los testigos, la madre del chico animó a su hijo a que saltara desde lo alto del edificio de 40 metros

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18 Diciembre 2018 22:31

Por las redes sociales corren miles de vídeos de personas que realizan actos absurdos o arriesgados a un nivel innecesario. Acciones fuera de todos los registros de lo cabal y lo ordenado. Y a veces la cosa acaba... como acaba.

Una actividad deportiva que ha ido ganando adeptos es el 'base jump' o salto base con paracaídas. Se escoge un punto fijo, no excesivamente alto, y se procede a un salto al vacío en el que el paracaídas ha de abrirse en un plazo límite. Y a los profesionales, se les abre. Pero, ojo… incluso abriéndose no se garantiza nada. A veces una mala ráfaga de aire en las esquinas urbanas evita que la caída siga la trayectoria planeada y el saltador acaba con las piernas rotas sobre el asfalto. Eso mismo le sucedió al saltador profesional tejano John Michael hace poco en Noruega.

Pero peores cosas pueden ocurrir y ocurren. Hacer algo así desde el amateurismo más absoluto es flirtear con el suicidio. Y eso es lo que refleja el vídeo que encabeza estas líneas.

En Mariivka (Ucrania), un joven de tan solo 15 años, decidió saltar desde la azotea de un edificio de 14 pisos con un paracaídas automanufacturado.

El artefacto no llegó a desplegarse totalmente y su cuerpo terminó estrellándose contra el suelo tras 45 metros de caída mientras los que esperaban vanamente contemplar una hazaña le observan, y lo graban, en el salto hacia su muerte.

Como horrible guinda del asunto, entre la muchedumbre allí presente a pie de edificio estaba su propia madre. Los testigos aseguran que la mujer alentó y animó al chaval a realizar el salto en todo momento.

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Hay expertos que señalan que, por descontado, el paracaídas debería haber sido de factura profesional, y aún así la altura mínima de seguridad para un salto de alguien que no sea un consumado experto son 70 metros. Cualquier opción menor es acariciar la idea de quedar lisiado o morir.

¿Qué esperaba ganar este muchacho? ¿Tan desesperado estaba como para intentar lograr 15 minutos warholianos de fama haciendo algo como esto?

El contador de las visualizaciones de este vídeo dejará de correr en algún momento. Pronto no será ni una atroz curiosidad. Por cierto: se llamaba Bogdan Firsov. Sí, era una persona y tenía un nombre. Pero desde el punto de vista de las leyes darwinistas de la Escuela del Humor Negro, ¿de verdad importa?

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