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Artículo Este delfín ha enseñado a sus amigos libres a ‘caminar sobre el agua’ tras aprender durante una breve estancia en un acuario Content

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Este delfín ha enseñado a sus amigos libres a ‘caminar sobre el agua’ tras aprender durante una breve estancia en un acuario

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Según los científicos, se trata del primer caso conocido de un mamífero que enseña a sus iguales trucos aprendidos de humanos sin la ayuda de un entrenador humano

Playground community

30 Agosto 2018 20:51

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Billie, un delfín de la especie “nariz de botella”, aprendió hace tiempo a caminar sobre las aguas. Y a diferencia de otros personajes históricos supuestamente capaces de lo mismo, el bueno de Billie no se ha guardado su truco para él. El delfín, que desarrolló esa destreza durante una breve estancia en un acuario, ahora está enseñando a hacer lo mismo a otros delfines libres.

Whale and Dolphin Conservation

“Caminar sobre el agua”, para un delfín, consiste en ser capaz de mantener la verticalidad sobre la superficie, con el cuerpo fuera del agua, impulsándose sobre su propia cola o timón, avanzando de frente o de espaldas, a veces a notable velocidad, para compensar con el impulso la Ley de la Gravedad que lo vuelve a atraer a las aguas.

Lo que sucede es que esta habilidad no es algo natural en los delfines, sino que es un truco aprendido cuando caen en manos de los humanos que en acuarios les enseñan esta y otras habilidades.

Billie fue rescatado de unas aguas severamente contaminadas en enero de 1988. Le trasladaron de manera temporal a un delfinario en Adelaida, Australia. Allí aprendió a nadar sobre su cola simplemente observando a otros delfines con los que le tocó compartir espacio.

Cuando fue devuelto a aguas libres, Billie siguió practicando su truco. Para sorpresa de los investigadores que seguían su evolución, hasta nueve delfines de su zona acabaron aprendiendo a realizar el mismo truco. Según los científicos, se trata del primer caso conocido de un mamífero que enseña a sus iguales trucos aprendidos de humanos sin la intervención de un entrenador humano.

Dejando a un lado las consideraciones sobre la moralidad de parques zoológicos, acuarios y aprendizajes modificativos inoculados por el capricho y la superioridad humana, es de recibido asombrarse de cómo un delfín, puesto en libertad e integrándose en una comunidad de iguales, logra erigirse en profesor y enseñar a sus amigos ese truco que ha aprendido en otras aguas. Asombrémonos también por cómo esa comunidad, movida por un criterio que se nos escapa, por una especie de curiosidad de especie o de sentido del divertimento, se aplica a imitar a su compadre.

El “tail-walking” no es un movimiento natural en ellos. Lo aprenden en delfinarios y acuarios, cuando se les aplica esa disciplina. Por ello es relevante señalar que se ha introducido a través de Billie un factor modificativo de comportamiento, con génesis en una idea humana. Es una interacción en toda regla. Para los más puristas, una intrusión.

El caso es que puede llegar a serles útil, quizá para huir de un depredador. O incluso, como sostienen los autores del estudio sobre este caso publicado en la revista científica Royal Society’s Biology Letters, podría ayudarles a lidiar con los efectos del cambio climático.

“Comprender mejor estas transmisiones sociales de comportamientos nos ayudará a predecir cómo las diferentes especies pueden responder ante cambios en su entorno”, explica la doctora Philippa Brakes. “La rápida difusión de comportamientos socialmente aprendidos puede operar de manera mucho más rápida que los procesos intergeneracionales de la selección natural, lo que podría suponer una ventaja o una desventaja, dependiendo del tipo de comportamiento trasmitido”.

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