Un patinador es grabado circulando entre los coches con un sofisticado traje de ‘buggy rollin’ en una concurrida carretera de China
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Las imágenes fueron grabadas el 5 de agosto en una carretera de Uyghur, en la provincia china de Xinjiang. En ellas podemos ver cómo los coches tienen que rebajar su velocidad para no llevarse por delante al patinador, que se va deslizando con todo el cuerpo a ras de suelo.
No es Robocop con ruedas. El hombre lleva un sofisticado traje de Buggy Rollin, un tipo de patinaje extremo en el que se utiliza todo el cuerpo. Se usa un traje especial con 31 ruedas para poder deslizarse en cualquier posición. Fue inventado a mediados de los noventa en Francia y últimamente está ganando muchos adeptos que piden incluso su inclusión como deporte olímpico.
Obviamente, no es algo que esté pensado para utilizase por mitad de la carretera con coches pasando por todos lados. Por eso la policía, avisada del temerario comportamiento del patinador, lo detuvo y podría caerle una importante multa.
Tian Mou, que al parecer es profesor de patinaje, trato de quitarle hierro a su comportamiento. “Voy a participar en la ceremonia de apertura de los campeonatos nacionales. Quería probar si mi nuevo traje funcionaba correctamente y sólo pensaba circular por la carretera unos minutos”, aseguró el hombre a medios locales.
De todas formas, no nos extrañaría que, con el terrible tráfico que hay en China, Tian Mou hubiese decidido ahorrarse los atascos de esta original manera. A veces uno tiene que ingeniárselas para llegar a los sitios utilizando sus propios recursos.
Un claro ejemplo es Tommy Lutz, un ingeniero de Google que vive en Nueva Jersey y trabaja en Nueva York. Eso significa que todos los días debe cruzar el río Hudson para llegar a la oficina y lo hace de una forma interesante.
Al amanecer, coge su bicicleta plegable durante 20 minutos para llegar a un embarcadero debajo del puente George Washington en Nueva Jersey. Saca entonces un bote de apenas dos metros, que lleva doblado en dos en un remolque casero. Monta su barquito, pliega la bicicleta y se pone a remar hasta la otra orilla. Allí hace la operación inversa y en dos horas y pico se planta en la oficina.
No es el único en Nueva York que ha ideado una original forma de desplazarse. Ya os hablamos hace unos meses de Scott Holg, el hombre que decidió ir a una reunión de trabajo en paddle board.
También es conocido el caso de Benjamin David. Él no utiliza ni barco ni tabla de surf; el se lanza directamente al río que atraviesa su ciudad de residencia (Múnich) y va nadando al trabajo.
“Nadar es más rápido que ir en coche, en bicicleta o en autobús”, explica el susodicho. Siguiendo el río sólo hay dos kilómetros en línea recta hasta su oficina, así que todas las mañanas se pone su traje de neopreno, guarda su ropa en una bolsa impermeable y se da un chapuzón. También ha tenido algún encontronazo con la policía pues la ley de la ciudad no autoriza a bañarse en el río, pero no hay quien le quite la idea de la cabeza.
Y tú qué, ¿eres de los que todavía va a trabajar en medios de transporte tradicionales? ¿O también haces algo especial como nuestros protagonistas?
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