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Artículo Creían haber visto una serpiente, pero la realidad era mucho más ‘urticante’ Content

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Creían haber visto una serpiente, pero la realidad era mucho más ‘urticante’

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Estos turistas británicos se toparon con una criatura alargada que les llamó la atención. ¿Una culebra extremadamente delgada? No, aquello era un ejército en perfecta formación

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11 Junio 2018 09:29

Cuando haces senderismo por el norte de España te puedes encontrar con una variedad de paisajes que van desde el mojado verde hasta el árido montañoso. Pero lo que quizás no esperas es ver una ‘falsa serpiente’ de fisionomía extradelgada cortando tu paso en mitad de un camino, como les sucedió a esta pareja de turistas británicos en el camino que une San Sebastián con la aldea de Pasaia. Su primera reacción fue la que ves: “¿Qué tipo extraño de serpiente es esa?”. Error.

Podría haber sido una víbora cantábrica o una culebra bastarda, dos especies de reptiles típicas de las provincias de Asturias, País Vasco y Cantabria. Pero no. La confusión, desde luego, fue bastante de cuidado, teniendo en cuenta que se trataba de insectos. Un ejército de orugas en perfecta formación.

“Tengo bastante miedo a las serpientes, por eso me acerqué con precaución, pero cuando llegué, me sorprendí al ver que, en realidad, eran cientos de pequeñas orugas”

Will Oliphant, turista

Esa cadena era la famosa —y peligrosa— marcha de la oruga procesionaria del pino, desplazándose en un grupo por medio del sendero. No estaba sola, pues había otras filas más pequeñas en las inmediaciones, según el propio Will, que quedó estupefacto, y no únicamente por su error de identificación. Estupefacto cuando aprendió que podría haberse llevado otra sorpresa en forma de gran escozor.

Las primeras orugas de la cadena se desplazan en el camino

“Afortunadamente, no nos acercamos demasiado, ya que es bastante peligrosa por los pelos que puede lanzar, provocando irritación en los ojos y piel humana”

Will Oliphant, turista

Los estragos que está ocasionando el insecto allá por donde habita son notables y empiezan a ser una cuestión que preocupa a nivel gubernamental. Su extensión en plagas afecta a los pinos, pero también a las personas o animales domésticos que entran en contacto con estas orugas, cuyos pelos causan urticaria o alergia.

Los cambios climáticos en Aragón llevan provocando en los últimos años la proliferación de las orugas procesionarias, con especial efecto en la masa de pinos. El gobierno autonómico ya ha estudiado su eliminación a través de otros depredadores. Es lo que se conoce como ‘guerra biológica’, algo que frenaría su avance por latitudes que antes no alcanzaba.

Ourense está siendo otro punto del norte peninsular afectado, al igual que la zona de los Pirineos. Aunque en el pasado solía estar presente en costas y zonas cálidas, principalmente, ha ido apareciendo también en entornos tan diferentes como los mencionados.

La expansión de la procesionaria preocupa cada vez más. No porque suponga una amenaza para la flora, que es lo que generalmente se piensa, sino por su potencial nocivo para la salid de animales y personas. Biólogos como Diego Gallego consideran que la procesionaria empieza a ser que "un problema de salud pública, que no un problema forestal".

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