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Una ‘invasión’ de osos polares obliga a declarar el estado de emergencia en este pueblo ruso

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Hasta 52 ejemplares de oso polar han sido avistados paseándose por Belushva Guba

Playground community

12 Febrero 2019 22:44

No es imprescindible haber sido sentimentalmente educado por Walt Disney y su obra audiovisual para sentir empatía con lo que algunos llaman “nuestros hermanos menores”, los animales. Y dentro de ellos, los animales salvajes. Aquellos que solo los muy excéntricos han tenido alguna vez como mascota, también pueden despertar nuestra complicidad, nuestra ternura… Pero, admitámoslo, eso es porque entre ellos y nosotros hay una pantalla de televisión y ellos están en un documental. O habitan tras los muros de un zoo, por poca gracia que nos haga esto. O en un recinto de un safari.

Y es que cuando esa pared se resquebraja y los animales salvajes —los que no obedecen un “siéntate” o un “trae ese palito”— comienzan a habitar entre nosotros, se nos encienden las alarmas.

Este vídeo muestra una ciudad en la que se vive en temperaturas extremas. Y a distancia estaban los osos polares. Modificaciones en el clima y en sus hábitos en pos del alimento, han hecho que los osos polares pierdan el miedo —porque más tira el hambre— y se adentren en zonas civilizadas, urbanas. Entran en edificios y recorren las calles cuando cae la noche y la hostilidad del clima hace que los humanos se retiren a sus cuevas.

Las cámaras de seguridad de la ciudad de Belushva Guba, en Novaya Zemlya (Rusia), recogen diversas imágenes de esos osos polares rebuscando alimento entre los restos que los humanos dejamos. La presencia de un grupo de varias decenas de plantígrados ha logrado que a partir del 9 de febrero se declarare un estado de emergencia.

Por supuesto, deseamos la seguridad de los humanos, pero no podemos evitar alegrarnos de que —como especie en peligro que son, en parte por la amenaza creciente del cambio climático— los osos polares no puedan ser perseguidos, cazados y abatidos, ni aún en esta situación. Aunque si ocurre un caso extremo, todos sabemos lo que puede suceder.

Hay que decir que a quién se le ocurra abatir a uno de estos osos sin justificación extrema, le caerá todo el peso de la ley encima.

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Hasta 52 ejemplares de oso polar han sido avistados paseándose por Belushva Guba. Hasta el momento, un sistema de sirenas bastaba para asustarlos y mantenerlos a distancia de los núcleos urbanos. Pero los osos ya están reeducándose y haciendo caso omiso de sus fuertes sonidos.

Se está estudiando incluso la creación de un pudridero, de un vertedero en el que se establezca una acumulación de comestibles aptos para la especie plantígrada polar, por supuesto a una estratégica distancia del núcleo urbano.

Los ciudadanos de esta antigua zona de pruebas nucleares del imperio soviético señalan con cierto humor la insolencia de estos animales y la sensación de pánico casi irreal cuando les oyen, en la noche, hollar la nieve bajo sus ventanas. Estos ciudadanos rusos tienen miedo a salir y darse de narices con un hambriento oso polar. Tienen miedo de dejar a sus hijos en el colegio o en la guardería. Y aunque tú fueras el mismísimo Walt Disney, también compartirías ese frío miedo.

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