Las comedias románticas han hecho mucho daño. No haremos sangre esta vez con la crítica al Amor Romántico y demás ideas que van ganando terreno. Pero en actos sociales que aún perviven, como las pedidas de mano y los sempiternos “¿quieres casarte conmigo?”, se está poniendo de moda la competición por una cierta clase de originalidad.
Ya no basta con esconder un anillo en una copa de champán o en un postre (y estar alerta para que la futura prometida en caso de aceptar, no se lo trague y todo termine en tragedia). Ahora se trata de hallar los lugares más originales para la petición: una reunión de trabajo, una salida de compras a unos grandes almacenes o -como en el caso de este vídeo viral- una sala de juicios.
Brandon quería pedir la mano de Jen. Y decidió que no le bastaba con preguntar. Las preguntas, por cierto, son parte de su trabajo. Es abogado y ya sabemos -gracias al cine y la televisión, principalmente- que los juicios en el sistema norteamericano son -además de muy caros- un poco tendentes a la espectacularidad y a la elocuencia de las partes involucradas, sean la Fiscalía o la defensa.
Así que el pasado 7 de febrero de 2019, Jen acudió a un tribunal a ver a su enamorado Brandon en la declaración de apertura de un juicio. O eso creyó ella...
En verdad Jen estaba acudiendo a algo que a Brandon le había costado cinco meses de preparación. Añadamos que Jen es también abogada, a sí que la coartada para que ella estuviera presente, tenía que ser sólida. Fundamentada en Derecho, diría un profesional.
En verdad era una puesta en escena, casi una obra teatral que se dirigía a que, en un momento dado, Brandon lanzara la propuesta a una sorprendida Jen. Por muchas tablas que esta tuviera ante jueces, testigos y jurados, su risa nerviosa nos deja ver que la situación le afecta, pero en una buena manera.
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Estas puestas en escena tienden a ser vistas como un buen punto de partida para la convivencia; una salida original que puede ser una vacuna contra el terrible virus de lo cotidiano y el aburrimiento que adormece y mata la vida matrimonial o la cohabitación en pareja.
Esperemos que este sea también el caso de Jen y Brandon. Y, si no fuera así, si su pasión se diluye… En ese caso, mejor mirémoslo por el lado bueno: ambos tienen abogado para acordar su divorcio.
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