Ni un día sin polémica que involucre de una u otra manera al Presidente Donald Trump. A veces, su peculiar manera de vivir la vida y la Presidencia le sumen en el ruidoso debate: sus opiniones sobre todo lo divino y lo humano, su nula capacidad de contención en cuanto a exponer aquello en lo que cree, su escasa capacidad diplomática y su verborragia. Y, por supuesto, su constante enfrentamiento con la prensa más oficial y con el establishment remanente del Partido Demócrata y sus aliados mediáticos. Y con parte del Republicano, también. Todo este caos y ruido emerge constantemente desde el altavoz de la Presidencia norteamericana.
Trump es un cuerpo extraño en el Sistema y eso a medida que nos acercamos al ecuador de su Presidencia (si no logran echarle antes) se sigue notando. No hay paz. No hay calma.
Parte de ese establishment son “los famosos”. Muy pocos personajes de la cultura y del espectáculo se manifiestan como favorables a Trump. Pocos actores, cantantes o famosos en general osan decir que el Presidente de pelo rebelde cuenta con sus simpatías. Por eso destaca la figura del rapero Kanye West, famoso y rico por su música, pero también por ser parte del entramado de esa Sociedad del Espectáculo conocida como “las Kardashians”.
Kanye West apoya a Trump y no siente ninguna vergüenza en aceptar su invitación a la Casa Blanca. Y eso ha producido un cisma entre el corpus de raperos famosos. Al parecer West extendió la invitación a su compañero de gremio y colaborador T. I. y este, además de rechazar la propuesta, no ha dudado en acusar a West de servil y vendido al Gran Hombre Blanco que vive en la Casa del Mismo Color. “Este es el acto más repulsivo, vergonzoso, de desesperación y subasta del alma para ganar poder, que jamás haya visto”, escribió T.I. sobre la visita de 'Ye en su cuenta de Instagram. “En un momento fue un placer trabajar con usted... ahora me avergüenza”, añadió respecto a Kanye.
Pero la cosa no ha quedado ahí. El rapero de Atlanta también ha publicado un vídeo promocional que funciona, en cierto modo, como parodia de esa visita. En ese vídeo, el rapero aparece trajeado y ocupando él la mesa del Despacho Oval; entra una stripper, sospechosamente parecida a Melania Trump y vistiendo un modelo de chaqueta que ella ha hecho célebre. La stripper prosigue con su función y la pieza audiovisual se cierra con un burlón mensaje anti Trump. Y sobre todo con un mensaje muy claro al público que una vez T. I. y West pudieron compartir: “Yo no soy Kanye”.
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El vídeo de T.I. ha traído polémica, claro. E incluso ha logrado, en cierto modo, que la Casa Blanca responda a su provocación. Stephanie Grisham, Secretaria de Prensa y Directora de Comunicaciones de la Primera Dama de los Estados Unidos, Melania Trump, y ex Secretaria de Prensa de POTUS, ha criticado el vídeo, tachándolo de “repugnante”, y además ha hecho un llamamiento al boicot contra T.I.
Algunos, sin llegar a tanto, también están señalando al rapero por entender que la crítica política y personal al Presidente se ha visto teñida de un elemento insultante hacia una tercera persona: una mujer, aunque sea la esposa del magnate y dignatario.
Ese es el detalle que parece empañar la crítica de T.I. en plena bronca con su antiguo amigo Kanye. No se mete con su excolega y con Trump únicamente: se mete con Melania. Y lo hace —¡oh, feliz coincidencia!— en el momento justo para publicitar un nuevo disco. Nunca permitas que el parecer oportunista te impida hacer una crítica, aunque sea a Donald Trump. O a su esposa.
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