Decimos que los de Bilbao nacen dónde quieren. Habrá que añadir ahora que en Bilbao también surfean donde quieren. Surf urbano, surf a motor, surf sin olas, sucedáneo de surf, pero surf.
En vez de dirigirse con todo el petate, la furgo, la tabla, el neopreno y demás atrezo a la playa más próxima, quien opte por esta opción sólo necesita pistas y su tabla eléctrica. Una tabla de surf ligera y motorizada desarrollada por la marca Onean que se ha usado en canales y piscinas artificiales creadas por toda la ciudad.
En la demostración que recoge el vídeo, vemos cómo la tabla eléctrica surcó sin problemas todos esos tramos acuáticos plantados y diseminados en el casco urbano de Bilbao ante la asombrada mirada de los vecinos. Luego, y como no podía ser menos, el artilugio y su cabalgador osaron bajar a las aguas del Nervión.
La tabla, un modelo Carver, que puede alcanzar los 40 kilómetros por hora, cumple las expectativas de los surferos más exigentes y los alumnos más aventajados. A los interesados pero que vayan “más de tranqui”, puede que les encaje mejor la modelo Manta (sin segundas) que tan solo alcanza los 10 kilómetro a la hora. Pero oye, que son de Bilbao igualmente y la aventura es la aventura. Eso sí, el uso del casco es recomendable de todas.
En cualquier caso, no podemos dejar de pensar en el éxito que este invento podría tener en otras ubicaciones. Imagina estar en Venecia y, en vez de hacerlo sobre las lánguidas y carísimas góndolas, sumarte a una pléyade de surferos surcando los canales, recorriendo la bella ciudad bajo los puentes centenarios.
Las olas son las olas. Y las olas, si es en playa, mejor. Pero en un tiempo en el que a todo se le pone un motor y un ordenador, esta tabla de surf abre un nuevo abanico de posibilidades para los aficionados a deslizarse sobre el agua. Quien sabe si pronto veremos quedadas o competiciones en grandes lagos o lugares alejados de las olas marinas. Los surfistas siempre afirman que su deporte no es sólo el deporte sino toda una forma de vida, una cultura que ahora podría exportarse más allá de las afamadas playas surferas de Australia, California o Hawái.
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