Cinchas, mosquetones y... ¡a tirar de riñón!
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A los humanos no nos gusta dejar nada al azar, sobre todo en cuestiones relacionas con nuestro sustento. Por eso este indonesio no tiene reparos en “echarse la cincha a la espalda” y sacar a la fuerza a un ternero que adquiere en ese mismo instante la condición de “recién extraído”. Pero que nadie se llame a engaño: la Naturaleza tiene su forma de castigar el intrusismo, como veremos más adelante.
El “milagro” del alumbramiento no es un proceso susceptible de mejora. Sin embargo, en ciertos casos la intervención humana puede ser determinante para proteger la nueva vida. Lo que no tenemos tan claro es si éste que nos ocupa es uno de esos casos, aunque no hay duda de que el chaval que protagoniza el vídeo sabe lo que hace...
Arnés en ristre, y en ausencia de reparos por parte de la madre, nuestro joven protagonista comienza a dilatar el tracto reproductivo hasta que puede meter las manos y engancharse a las patas de la cría. Después, hace fuerza con el cuerpo, sacando poco a poco al ternero, que, una vez fuera, respira el aire de su tierra por primera vez.
Parto asistido de ternero
Estoooo… ¿es recomendable asistir a las vacas en el parto?
Bueno, pues como casi todo, depende. Hay casos en los que la ayuda del ganadero es imprescindible para evitar el fallecimiento por complicaciones de la madre, de la cría, o de ambas. De hecho, es muy habitual que suceda lo peor por falta de asistencia o por la aplicación de un procedimiento de forma inadecuada, pero lo suyo es que, en la medida de lo posible, las vacas den a luz por sí mismas: solo se recomienda la intervención del hombre si hay una problemática subyacente.
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Una de las investigaciones más rigurosas a este respecto fue llevada a cabo por la Universidad Estatal de Colorado, en Estados Unidos. Monitorizaron el nacimiento de 7.300 terneros en tres explotaciones lecheras distintas y su rendimiento durante los primeros meses de vida. Los resultados concluyeron que la mayoría de becerros nacidos por parto asistido no lograron superar los 120 días de edad y sus madres produjeron menos leche a partir de entonces.
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En base a estas razones, los expertos recomiendan no acercarse al animal hasta que empiece a mostrar claros síntomas de malestar durante el parto, como moverse demasiado o levantarse.
Si transcurridas 4 horas del comienzo de las contracciones la vaca no ha sido capaz de dar a luz por sí misma, la persona encargada de asistirla debe proceder con cuidado y siempre utilizando instrumental esterilizado y guantes.
Vamos, que nuestro amigo indonesio parece que no dio ni una, a pesar de tener una técnica tan depurada.
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