La perrita sin hogar está siendo cuidado por los estudiantes de la Universidad de Zhengzhou. Sabe que otros deben cuidar de sus pequeños
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Estamos programados para amar a nuestros hijos. Aunque las terribles excepciones a esta norma llenen portadas y capten nuestra morbosa atención, prácticamente el cien por cien de los progenitores darían su vida por su camada. El impulso biológico nos impulsa a proteger, cuidar, alimentar y amar. Y quien piense que estos impulsos son exclusivamente humanos... bueno, es que ha salido poco de su casa.
Un buen ejemplo es este vídeo grabado en China. Un vídeo que recoge una despedida. Una despedida entre una madre y uno de sus hijos que, aderezada con unas breves notas de piano, se ha convertido en viral y ha derramado mares de lágrimas de emoción en ese país asiático.
Según cuentan medios locales, la perrita sin hogar está siendo cuidado por los estudiantes de la Universidad de Zhengzhou. Los estudiantes localizaron al animal abandonado y, de una forma espontánea, no planeada, la acogieron y empezaron a cuidarla y a facilitarle sustento entre todos.
Hace unas semanas la perra dio a luz a una camada de varios cachorros. Entonces todos se implicaron en buscar hogar para los pequeños mientras pasaban las primeras semanas de lactancia con su madre.
Las imágenes de arriba recogen el momento en que una mujer recoge uno de los cachorros para adoptarlo. La perra mira a la mujer que se lleva a su pequeño, su mirada es serena pero también muy intensa. Mientras la mujer se prepara para irse, parece que la perra no puede evitar acercarse una vez más a su hijo. Se la nota triste. La mujer le tiende el cachorro y la madre lo huele, lo lame y apoya el morro brevemente contra su pequeño cuerpo, sólo unos instantes, en un claro gesto de despedida. Más tierno imposible.
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Los animales conocen bien los ciclos de la vida. La madre sabe que ha llegado el momento de separarse y que su pequeño ha encontrado una guardiana que le proveerá de un hogar. Por eso, sin que nadie intervenga, sin dramatismos inútiles, ella misma se da la vuelta y se aleja.
Es evidente que su instinto le dicta que eso es lo correcto. La adoptante ha dicho con voz calma: “No te preocupes. Cuidaré bien a tu hijo”. Y pareciera que la perra lo ha entendido, quizá no por las palabras, pero sí por el tono, o por el lenguaje corporal, o por la actitud. Aunque, en un último momento, como sin poder evitarlo, vemos que vuelve la vista atrás, sólo un instante.
Los comentarios al vídeo no se hicieron esperar y se dividen a partes iguales entre la tristeza emocionada y la alegría de que los estudiantes hayan conseguido encontrar hogares para todos los pequeños. Doce ya has sido acogidos. Sólo dos permanecen aún con su madre bajo la protección de los alumnos de la Universidad de Zhengzhou que han sabido estar a la altura de esta situación y a los que aplaudimos su implicación en este gesto, a la vez tan pequeño y tan grande.
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