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Este vídeo le ha costado su trabajo a la protagonista, una profesora de un centro académico de Mar del Plata. ¿El motivo? La difusión por redes sociales de algunas de las afirmaciones aquí vertidas en el transcurso de una de sus clases de Historia y Construcción Ciudadana.
La docente enseñaba a sus alumnos sobre el nazismo y después de repasar de forma somera las condiciones que facilitaron el advenimiento del Tercer Reich dedicó un último apartado a enumerar “algunas de las cosas buenas que hizo Hitler”. Cosas buenas para Alemania, claro. Principalmente relacionadas con la economía del país.
No es que la profesora defienda el uso de los campos de concentración, que califica de terribles. Tampoco parece defender la solución final, aunque la señala con un vago y desapasionado “murió mucha gente”, para después tratar de relativizar el número de víctimas aludiendo a otros genocidios históricos. "No fue el único régimen que mató gente. Tenemos a Stalin o Mao Tse Tung, o a EE.UU matando gente ahora", dice la mujer.
Durante toda su exposición se suceden las afirmaciones cuestionables, pero el problema fundamental llega al final de su perorata. “Si buscan en Internet o en libros solo van a leer las cosas malas de Hitler, como los campos de concentración, o que mataron judíos (....) A Hitler lo demonizaron, lo trataron como un demonio, una especie de anti Cristo, pero no fue tan así. La historia la escriben los que ganan. Si hubiese ganado Hitler sería todo al revés”.
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“Les quise mostrar un panorama de las cosas buenas que hizo Hitler, porque no fue todo malo”, argumentó la educadora durante su exposición. Frente a eso, las prácticas atroces se las guarda, “porque esas ya las pueden leer en internet o en cualquier libro de historia”.
El revisionismo con intencionalidad política o sesgo ideológico es uno de los elementos más peligrosos en los análisis históricos. La profesora pretende aleccionar a sus alumnos más allá de los argumentarios más comunes. No niega el Holocausto y amplía la lista de dirigentes culpables de matanzas. Pero el estilo con que lo hace es demasiado genérico, mistificador por momentos, y a veces incluso incriminatorio, ya que lleva a insinuar que, de alguna manera, los judíos se buscaron lo que pasó al no establecer una mayor colaboración social con el régimen nazi en aspectos como el económico.
Cuando el vídeo cae en manos de una agrupación antifascista y salta a las redes acompañado de imágenes sacadas de las redes sociales en las que vemos a la profesora haciendo el saludo nazi o posando con esvásticas a su espalda, cualquier margen interpretativo se disipa: la intencionalidad de su lección parece obvia. Demasiado como para que el centro educativo pudiera mantenerla en su puesto.
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Sin pretender abundar en ningún tópico, no deja de ser preocupante que este vídeo haya sido grabado en Argentina, un país que, como gran parte de Sudamérica, sirvió de refugio a jerarcas y cargos militares nazis huidos ante la caída del régimen. Allí muchos cambiaron sus identidades o vivieron con una discreción notable. Algún otro fue, a pesar de sus cuidados, capturado, extraído del país y ejecutado, como el célebre caso de Adolf Eichmann.
Con lo fácil que le hubiera resultado a la profesora contar aquello de... “¿Vosotros vais por autopistas? Pues el gobierno nazi fue el primero en hacerlas.”
Claro que hubiera convenido añadir: “Así viajaban más deprisa a invadir Polonia”.
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