PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo “El indie está para hacer un Cuéntame con él”: hablando de trap con músicos indie Culture

Culture

“El indie está para hacer un Cuéntame con él”: hablando de trap con músicos indie

H

 

¿Puede el indie renacer tras el actual dominio del trap y la música urbana? Hablamos con sus protagonistas

víctor parkas

22 Marzo 2018 19:54

“El otro día fui, por casualidad, a un concierto en Sidecar”, recuerda Miguel Ángel Blanca mientras recubre de azúcar el tejado de su café. “Me encontré a la misma gente con la que yo coincidía estando en Manos de Topo, vestida igual que en 2005, tocando la misma música; lo único diferente es que estaban más viejos. Era como: ¿Por qué hacéis todo esto?”.

La pregunta no es retórica: él, sin ir más lejos, ha dejado de hacerlo. Blanca, artífice de proyectos musicales como Medievo, Salvaje Montoya o los populares Manos de Topo, colgó la guitarra hace algo más de un año. “Las historias que quiero contar no encuentran su mejor canal en la música”, me dice Miguel Ángel, que ahora se vuelca por completo en sus proyectos audiovisuales.

Su última cinta, Quiero lo eterno, encuentra a sus protagonistas en Generación Genética, un grupo de trap-noise feísta. “Los descubrí un día que fui al Freedonia y estaban ellos tres dando un concierto, muy drogados. Les daba igual todo: que no hubiese nadie; que les echaran; que sonase bien o mal. Estoy harto de ver a grupos que bajan del escenario quejándose del sonido de su bolo, y aquí me encontré con lo contrario: nihilismo, pasotismo, frescura”.

M.A. sintió miedo. Luego, angustia. Pero sobre todo, y eso es clave, localizó un misterio a desentrañar. “Eso es una cosa que yo valoro mucho”, recalca, “el misterio que alguien me está ofreciendo con su discurso. Manos de Topo se terminó cuando fue un proyecto que dejó de ofrecer misterio. Enseguida vi que teníamos que desaparecer”, sentencia.

“Estábamos a esto de ser un puto chiste”.

“Yo, últimamente, no estoy encontrando discos de indie-de-guitarras que me flipen”, aporta Borja Rosal, con el que me reúno dos días después. “Nadie hace temas que me vuelvan loco, y creo que está el nivel un poco bajo. ¿Está muerto para siempre? No tiene por qué: de pronto, podría aparecer un grupo de pop independiente que consiga cambiar los sistemas de producción y sacar canciones que nos impacten de nuevo”.

A diferencia de Miguel Ángel, Rosal sigue afinando su guitarra: lo hace antes de cada concierto de Elsa de Alfonso y los Prestigio; antes de cada concierto de Extraperlo. “Cuando Extraperlo saquemos un nuevo disco, probablemente tenga cosas que puedan recordarte a la música urbana. Sería ridículo que ahora nos pusiéramos a hacer trap propiamente dicho, pero siempre hemos sido permeables a las cosas que están pasando y nos gustan. Las hemos adaptado a nuestro discurso”.

"La forma en la que Bad Gyal hace música es idéntica a la que teníamos nosotros cuando empezamos"

Dentro de esas cosas que están pasando, muchas pasan en Canada Editorial, el sello en el que Rosal invierte sus días y sus noches, de lunes a viernes. Allí conviven activos como El Guincho, El Último Vecino o Svper. ¿Su último fichaje? Bad Gyal. “La forma en la que ella hace música es idéntica a la que teníamos nosotros cuando empezamos”, defiende Borja.

“Alba (Bad Gyal) me recuerda mucho al Guincho: música muy fresca, que nadie sabe exactamente de dónde ha salido; muy criticados al principio, también, y con una explosión internacional posterior que hace callar muchas bocas. La música de Bad Gyal se escapa de la idea de género, igual que escapa lo que hacíamos y hacemos con Extraperlo”.

Veces que M.A. menciona a Bad Gyal en nuestra charla: 0. “A mí me interesaba la música urbana cuando era marginal. Ahora mismo, el único que me gusta es Cecilio G. Al resto, no me los creo. Se han convertido en lo que el mercado quería que se convirtiesen”, declara. Pese a que su relación con el trap haya perdido frenesí, Blanca considera que el storytelling que crearon nombres como Pxxr Gvng, Pimp Flaco o Kinder Malo supera, con creces, la escena de la que él formó parte.

“A mí me flipaba que se peleasen y se dedicasen insultos en sus temas”, reconoce, descubriéndose como un amante del beef. “Me parece algo súper guay, e imposible de reproducirse en el círculo indie por el que nos movíamos Manos de Topo. Éramos todos súper amiguitos allí: había un buen rollo súper aburrido, sin conflicto, sin drama. Nosotros intentamos romper eso con un programa de radio sobre rumorología indie, en el que nos dedicamos a soltar trolas para crear un caldo de cultivo que favoreciera los piques”.

“Nos lo cerraron al segundo episodio, por las quejas”.

"Éramos todos súper amiguitos en el indie: había un buen rollo súper aburrido, sin conflicto, sin drama"

“Todo era muy aburrido, muy correcto”, añade, sobre el panorama musical en el que nacieron y se desarrollaron Manos de Topo. “Nadie rompía nada. ¿Qué hacíamos allí? ¿A quién provocábamos? ¿Teníamos 25 años o 125? El indie, ahora mismo, podrías colocarlo al lado de Los Bravos”, bromea. Quizás, menos de lo que yo pienso.

“Una de las cosas con la que mas flipábamos estando en Manos de Topo”, continúa, “eran esos grupos que grababan un disco al año: Sidonie, Mishima... Que son gente encantadora, cuidado; pero, ¿qué coño has vivido para tener que sacar un disco cada año? Estás dentro de una ruleta: como artista, has dejado de interesarme. Si comparas eso con la actitud de unos Pxxr Gvng, que en lugar de sacar un segundo disco para hacer más pasta dijeron 'hasta aquí', ¿dónde ves más honestidad?”.

“Yo la música nunca la he vivido así: no voy ahora de un rollo, ahora de otro”, opina, en contraste, Borja. “La cerrazón musical siempre me ha dado palo, por eso no entiendo cuando la gente nos dice que 'nos hemos pasado al trap' por fichar a Bad Gyal. Si vas a uno de sus conciertos puedes ver que, a parte de sus fans más jóvenes, entre el público también hay gente a la que siempre le ha interesado la música que se cocía en esta ciudad”.

No, Canada no se han pasado al trap, pero acumulan los suficientes antecedentes como para que las voces más cerriles les acusen de ello: además de Bad Gyal, desde su agencia de prensa tratan con artistas como Rels B, Josele Junior o Yung Beef, del que gestionan el booking. ¿Ve más delitos la inquisición indie? Quizás pueda imputárseles también la organización de Club Marabú, la fiesta mensual del sello, por la que han pasado artistas como la Favi, Pedro LaDroga o Sodamantina.

"Los progres del indie ahora nos dicen que el urban no es música de verdad"

“No creo que el Marabú sea un club de música urbana, pero sí centrado en música actual; en proyectos que hayan nacido en YouTube y SoundCloud”, matiza Borja. “Muchos dicen que esa no es música de verdad. Y lo peor es que hace diez años eran los progres del indie: son los mismos que daban la cara por nosotros cuando los viejunos nos afeaban que Extraperlo utilizásemos caja de ritmos en lugar de llevar una batería”.

“He visto a gente muy quemada con la popularización del urban”, continúa Rosal. “Espero que yo nunca tenga que verme en esa situación; espero mantener mi apertura musical y mi buena predisposición al cambio y a los nuevos estímulos. Lo contrario es aferrarse al status quo: no podemos aplicar a la música aquello que criticamos a la política”.

“La gente deja de escuchar música nueva a los 35 años para quedarse con el imaginario que tenía de adolescente”, subraya M.A. “Hacer ahora raski-raski noventero solo puede entenderse como una forma de superar la crisis de los cuarenta reivindicando tu época de juventud. Es lo que siento cuando voy a Ultra-Local”, dice, de la dinamizadora tienda de discos barcelonesa. “La comunidad que han creado es súper bonita pero, a nivel musical, se estancaron en la época dorada que significaron sus 25; cuando más se drogaban, más se divertían y más se reían”.

“Por el contrario, la gente que hace trap es muy consciente de su edad, y esa edad es reducida”.

"El indie está para hacer un Cuéntame con él"

Algún chubasco habrá sobre el cielo urban, ¿no? “A estos chavales les va a ser muy difícil tener una trayectoria”, considera M.A. “Antes, podías ver cómo evolucionaba un artista, y era una gozada. Pero a día de hoy la trayectoria ha muerto: si dan un paso en falso, les costará mucho dar el siguiente. Eso, claro, también tiene sus virtudes: vivir el momento, romper la fantasía de que el 'trabajo duro' tiene recompensa… Cuando empezamos nosotros, había contemporáneos que tenían clarísimo dónde estarían a diez años vista: se veían tocando por cuarta vez en el FIB”.

¿Por qué decide él salir de ahí? “Yo nunca estuve ahí”, responde. “Mi llegada a la música fue por casualidad. Con Manos de Topo estábamos por las risas y, si nos llamaban para el FIB, pues íbamos”. Y si les llamaban para Menú Sterero, pues también. “Cuando Manu Guix nos invitó como Salvaje Montoya a su programa, nos bebimos todo el Jack Daniels que encontramos y le acabamos meando en el depósito del coche”, recuerda Blanca. “Era una máscara canalla y gambitera con la que intentábamos aportar otros códigos para hacer del indie algo divertido”.

¿Lo consiguieron, a la larga? “Qué va, el indie está para hacer un Cuéntame con él. Solo le queda esperar a que alguien lo meta en los libros de historia y que, con la gente que lo escucha, muera. Me da un poco de pena decir cosas así”, reconoce, “evidentemente, no soy ningún monstruo. Pero tampoco soy melancólico. Fuimos tan aburridos y correctos que, sinceramente, me extrañaría mucho que alguien joven acabará reivindicando las cosas que hacíamos en 2005”.

“Nosotros, pese a apreciar todo esto nuevo que está pasando, seguimos siendo unos amantes del pop”, confiesa, por la otra línea, Borja. “No renegamos de los discos que sacamos entonces, ni de los que sacaremos próximamente. Queremos recuperar también los eventos Nueva Época”, dice, sobre sus guateques de indie aterciopelado, “a los que, por cuestión de tiempo, el Club Marabú se ha ido comiendo e imponiendo mes a mes”.

“Sí creo, sin embargo, en la importancia de mantener la cabeza abierta a nuevos estilos. Es algo que se deberían imponer, como mínimo, los músicos; en caso contrario, puedes acabar haciendo revival permanente de ti mismo y música que solo querrá escuchar tu perro”, sentencia. “Habrás perdido esa frescura que probablemente sí tenga gente menos experimentada que tú”.

“Ahora mismo, la única manera de mantener esa frescura es luchando por ella”, concluye. “Yo lo hago: en mi día a día, en mis planteamientos y en mis estructuras mentales”.

share