Por qué es importante 'Disobedience', la película lésbica con Rachel Weisz y Rachel McAdams

Mientras que actualmente las películas centradas en dos protagonistas gais cosechan éxitos y salen de las salas de cine independiente para conquistar al gran público (véase Call me by your name, Con amor, Simón e incluso Moonlight), no sucede lo mismo con las cintas centradas en mujeres lesbianas. Por eso motivo, cada vez que un título lésbico da el salto al plano mainstream se da un gran paso en materia de visibilidad y representación. Y el último en llegar es Disobedience.

Aunque este fin de semana se estrena en la cartelera estadounidense, en España habrá que esperar hasta el 25 de mayo para conocer esta historia que protagonizan Rachel McAdams y Rachel Weisz. En la película, Ronit (Weisz) regresa a la comunidad judía ortodoxa de Londres en la que creció después de que su padre rabino haya fallecido. La fotógrafa afincada en Nueva York volverá a encontrarse con Esti (McAdams), una amiga de la infancia con quien tuvo un romance en la adolescencia, y también con todos aquellos que la acosaron por sentirse atraída por una mujer.

La gran crítica que han recibido películas lésbicas como La vida de Adele (2013) o Carol (2015) radica en que están llenas de clichés a la hora de retratar la complejidad emocional de los personajes femeninos y que el sexo entre mujeres se usa en algunas ocasiones para satisfacer las fantasías de los espectadores varones heterosexuales. Sin embargo, Disobedience parece que quiere desafiar este patrón.

En primer lugar, la película está dirigida por el chileno Sebastián Lelio, que acaba de ganar un Oscar a mejor película en habla no inglesa por Una mujer fantástica, la aclamada cinta que muestra la transfobia que tiene que hacer frente una mujer trans en su día a día y que está protagonizada por una actriz trans, Daniela Vega. La delicadeza y autenticidad con la que Lelio trató el tema da la seguridad y la confianza para pensar que ha hecho lo propio con Disobedience, tal y como avanza el tráiler. Además, el guion lo firma el propio cineasta junto con Rebecca Lenkiewicz, una autora británica con una dilatada experiencia escribiendo piezas teatrales.

Además, que dos pesos pesados como McAdams y Weisz protagonicen la cinta no es casualidad. Ambas actrices han defendido la escena de sexo que mantienen en la cinta. “A veces piensas si [estas escenas] son gratuitas o no pero esta en concreto es muy necesaria en el argumento para que la trama avance”, cuenta la actriz de Spotlight y True Detective, cuyo personaje vive en una represión constante por culpa de la religión.

Las primeras críticas apuntan a que el momento en cuestión es bastante gráfica pero “muy diferente y conmovedor comparado con la escena de sexo lésbico de La vida de Adele”. “Había una energía especial en esa escena que nunca antes había experimentado en otras escenas de sexo [con hombres]. Había mucha camaradería. Las dos nos sentimos seguras y libres”, ha afirmado McAdams sobre su experiencia durante el rodaje; algo muy diferente a lo que vivió Léa Seydoux en la cinta de Abdellatif Kechiche.