Roman Polanski denunciará la Academia de Cine de EEUU, pese a estar fugado del país

La pasada semana, la Academia de las Artes y la Ciencia Cinematográficas de Estados Unidos expulsaba de su sueno, bajo el necesario influjo de #MeToo y Time's Up, a dos de sus hijos pródigos: Bill Cosby y Roman Polanski.

El tupido velo que la Academia había corrido sobre los casos de violación que pesan sobre ambos artistas ha dejado de ser justificable, más todavía teniendo en cuenta que Polanski lleva en busca y captura en EEUU desde 1977, cuando forzó sexualmente a Samantha Griemer.

Roman Polanski, ganador de un Oscar de la Academia por El Pianista, ha decidido emprender acciones legales contra los responsables de su expulsión. Su abogado, Harland Braun, sostiene que la Academia está incumpliendo las leyes californianas al no permitir que Polanski tenga posibilidad alguna de defenderse.

“No entraremos a juzgar los motivos de la expulsión, sino el desprecio de la Academia por sus propios estándares de conducta, así como el ninguneo al código por el que se rigen las corporaciones en California”, escribió Braun en una misiva, enviada a la Academia de Cine.

Otro de sus abogados, Jan Olszewski, compartió que la expulsión había sido definida por su cliente como “el colmo de la hipocresía”. Según el mismo Olszewski, comparar a Roman Polanski con Bill Cosby supone, además, “un malentendido y un atropello” —el letrado no deja claro si se refiere bien a la virulencia de sus respectivas agresiones, bien a unos mimbres artísticos desiguales.

Polanski, que ve rasgos comunes entre #MeToo y el macartismo, achaca su expulsión de la Academia a la “histeria” y la “hipocresía” que recorren Hollywood. Lo realmente paradójico, sin embargo, es que el director de La Semilla del Diablo quiera permanecer en una organización sita en un país del que se encuentra fugado —actualmente, el autor 'internacionaliza' sus conflictos desde Francia.