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Artículo Creó la música industrial, pero lo que hizo con su cuerpo fue mucho más radical Culture

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Creó la música industrial, pero lo que hizo con su cuerpo fue mucho más radical

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Así es como Genesis P-Orridge creó el concepto Pandroginia: la suma de dos personas en un solo cuerpo

Franc Sayol

08 Noviembre 2019 13:42

Genesis P-Orridge solía pegarse cabezas de pollo cortadas en el pene e intentaba masturbarse mientras se echaba gusanos por encima. A su lado el punk era un juego de niños. Eran mediados de los setenta y un diputado conservador británico le calificó de “destructor de la civilización”. Ahora tiene 69 años, su arte se encuentra en los archivos de la Tate Modern y sufre leucemia, pero sigue desafiando las convenciones.

Ha sido pionera en todo lo que ha hecho, ya fuera la performance extrema (con COUM Transmissions) la música industrial (con Throbbing Gristle) o la modificación corporal (como parte del movimiento Modern Primitives). Con Psychic TV no se conformó con formar una banda sino que creó el culto Thee Temple Ov Psychick Youth para que ejerciera de club de fans de la misma. Pero si en algo ha sido realmente visionaria ha sido en sus ideas sobre género e identidad sexual. La prueba es que es ahora, a punto de cumplir los setenta, cuando el mundo empieza a ponerse al día.

En el momento que Miley Cyrus se identifica como pansexual no queda ninguna duda: la fluidez de género se ha vuelto mainstream. Pero hace cincuenta años la mayoría de la sociedad ni siquiera intuía su significado. Por aquel entonces, P-Orridge, que nació como en 1950 como Neil Andrew Megson, ya rechazaba los binarios “masculino” y “femenino”. Tenía 15 años cuando descubrió el libro The Hundred Headless Woman del artista dadaísta Max Ernst. Sus collages surrealistas de cuerpos humanos y animales le descubrieron que el cuerpo no era un circuito cerrado, sino un punto de partida. Para un adolescente británico de mediados de los sesenta que sentía que no encajaba aquello le proporcionaba libertad. Y una idea que perseguir durante toda su vida.

"No se trata de género se trata de qué tan lejos quieres llegar al rechazar el "o / o", decía en una conferencia en el MOMA en 2017. Más allá de las palabras, siempre ha llegado más lejos que la mayoría. Pero, sobretodo, ha llegado antes. En la portada de Force It, un disco del grupo de rock duro UFO editado en 1975, se observan dos figuras andróginas besándose semidesnudas en una bañera. No queda claro si se trata de un chico y una chica, dos chicas o dos chicos. Aunque en el disco no se acreditaba, aquellas dos personas eran Genesis y Cosey Fanni Tutti, su compañera en Throbbing Gristle.

Tres años después de aquella foto, en 1978, P-Orridge empezó a escribir sobre el concepto de pandrogenia. Solo que todavía no había encontrado la palabra para describirlo. Entonces lo llamaba “pandroantropología” pero su objetivo era el mismo: eliminar la necesidad de siquiera considerar el género. En cierto modo, sus ideas iban más deprisa que las palabras. En una entrevista reciente con Los Angeles Times, contaba que repasando sus escritos para un académico francés que trabaja en una tesis doctoral sobre ella, encontró una libreta con tres páginas llenas de notas muy detalladas sobre la androginia. Una de las frases estaba en mayúsculas: LA ANDROGINIA ES INEVITABLE. La libreta era de 1986.

Sus ideas y costumbres también le han traído problemas. En 1992 la cadena británica Channel 4 emitió un documental en el que se aseguraba que se habían encontrado cintas de vídeo que mostraban P-Orridge abusando sexualmente de niños como parte de un ritual. Aquello provocó que Scotland Yard registrara su domicilio e incautara toneladas de su trabajo artístico. Encontraron su inmensa colección de escritos oculistas y de imágenes explícitas de asesinatos, necrofilia, mutilaciones, desviaciones sexuales e imaginería nazi. Lo que no encontraron fue nada que le incriminase con el abuso sexual a niños, porque no existía. Las cintas eran en realidad de una obra artística de 1980 llamada First Transmissions y mostraban ritos de magia sexual entre adultos, actuaciones sangrientas y escenas del cineasta Derek Jarman.

El escándalo fue suficiente para que P-Orridge empezara a temer que la presión de los grupos Cristianos fundamentalistas provocara que le quitasen la custodia de sus hijos. Cogió a su familia y se trasladaron a San Francisco. El cambio fue bueno para su arte. Pero no para su matrimonio. Un año después de su llegada a Estados Unidos P-Orridge se divorció de su primera mujer, Paula. El proceso no fue fácil y, para liberar tensiones, solía irse a Nueva York de fiesta, alguna vez durante tres días seguidos. Fue así como conoció a Lady Jaye.

Tras una de esas juergas maratonianas, P-Orridge acabó durmiéndose en el suelo de la mazmorra de sadomasoquismo de una amiga. Cuando abrió los ojos vio a chica rubia alta y delgada con un corte de pelo a lo Brian Jones y ropa de los años 60. Fue amor a primera vista. La chica era Jacqueline Breyer, conocida por sus amigos como Lady Jaye. Era enfermera, había hecho sus pinitos como domintratix y compartía con Genesis el interés por la modificación corporal. “Nos enamoramos en el momento en que nos vimos, y a medida que nos enamoramos más y más obsesivamente, tuvimos esa sensación de‘ Desearía poder comerte. Ojalá pudiera llevarte, y me convierto en ti y tú te conviertes en mí”, recordaba P-Orridge hace años en el New Yorker. No era palabrería romántica. Lo hicieron literalmente.

P-Orridge había conocido a William S. Burroughs en 1971. Su relación empezó por correspondencia pero el escritor pronto se convirtió en una suerte de tutor. Una de sus ideas que más le impactó fue el método del cut-up, que Burroughs había desarrollado junto al pintor y escritor Brion Gysin. Aplicada a la literatura, la técnica consiste en recortar un texto al azar y reordenarlo para crear un texto nuevo. Peter 'Sleazy' Cristopherson aplicó la misma idea a la música con Throbbing Gristle, inventando el sampler por el camino. P-Orridge la había empleado para componer canciones, escribir poemas y realizar collages fotográficos. Pero tras conocer a Lady Jaye decidieron aplicarla a sus cuerpos. Se mudaron a una casa de Ridgewood, Queens, inauguraron una nueva fase creativa cuyo objetivo era convertirse en uno solo. Lo llamaron el Proyecto Pandrogenia.

Además de la técnica del cut-up, P-Orridge y Lady Jaye encontraron inspiración en los cambios que estaba experimentando la sociedad estadounidense a principios de los noventa. Uno de ellos se reflejaba en los anuncios sexuales de la revista Village Voice, el semanario de la comunidad creativa de Nueva York. Ahí se fijaron en que la libido masculino estaba cambiando: las mujeres biológicas seguían ofreciendo sus servicios a los hombres heterosexuales, pero también lo hacían hombres transexuales. Otro de los cambios tuvo que ver con las celebridades. Hasta ese momento las estrellas de cine que se habían sometido a operaciones de cirugía estética lo escondían. Pero de pronto lucían sus operaciones como si se trataran de insignias de honor. Fue entonces cuando P-Orridge se dio cuenta de que ya no tenía que seguir el dictado del ADN. El cuerpo era maleable, y él quería convertir el suyo en el de su amada. Lo único que se interponía en su camino era el elevado coste de las operaciones.

Una tarde de 1995 P-Orridge estaba visitando a sus amigos de Love and Rockets en el estudio de grabación de Rick Rubin en Laurel Canyon cuando se originó un incendio. Para poder escapar con vida saltó por la ventana de un segundo piso. Sufrió estrés post-traumático y diversas heridas de gravedad, entre ellas una que a punto estuvo de costarle su brazo izquierdo. Demandó a Rubin y un tribunal le otorgó una indemnización de más de un millón y medio de dólares. Algunos se hubiesen comprado una casa. Otros un Ferrari. Pero ella invirtió el dinero en llevar a cabo las modificaciones corporales con las que siempre había soñado. Lo primero que hizo fue quitarse todos los dientes y reemplazarlos por implantes de oro. Luego se embarcó en su proyecto artístico más ambicioso: la creación de tercer ser pandrógino que fuera la suma de ella y su mujer.

El día de San Valentín de 2003, en el décimo aniversario de su boda, P-Orridge y Lady Jaye se pusieron implantes de pecho idénticos. Poco después se operaron la nariz y los ojos, y en los siguientes años se pusieron implantes de mejillas y mentón, se engrosaron los labios, se hicieron una liposucción, se tatuaron una marca de belleza e hicieron terapia hormonal. En total, se sometieron a operaciones valoradas en 200.000 dólares. Llevaban el mismo corte de pelo, vestían con ropa idéntica y cada uno imitaba los gestos del otro. Lo único que no quisieron modificarse fueron los genitales. “Si pudiera añadirme un pene fácilmente lo haría mañana mismo, pero no entra en nuestros planes que él pierda ninguna parte del cuerpo que pueda dar placer”, dijo Lady Jaye en una entrevista.

La pareja documentó su transformación con multitud de fotografías, que luego conformaron la exposición itinerante Painful But Fabulous. Las imágenes también aparecían en el documental The Ballad of Genesis and Lady Jaye (2011), que además de mostrar su transformación ofrecía una mirada a su vida cotidiana como pareja. Claro que algunos detalles fueron omitidos, como la procedencia del dinero para las operaciones o la adicción a la ketamina líquida de ambos. También se echaba de menos escuchar el testimonio de Lady Jaye. Desgraciadamente, esto se debió a su inesperada muerte. Había padecido un cáncer estomacal y lo había superado. Pero una de sus secuelas fue una afección cardíaca no diagnosticada que podría haberse exacerbado con toda la cirugía. Un día de 2007 se desplomó en brazos de P-Orridge y ya no volvió a despertarse.

La muerte de Lady Jaye no supuso el fin del proyecto pandrogenia. P-Orridge ha seguido modificando su cuerpo y se refiere a sí mismo en plural. Para ella su mujer sigue estando presente en su cuerpo. También formará parte para siempre de una obra de arte que reconsidera de forma radical la idea del yo en una relación de pareja. Ahora es ella quién sufre una enfermedad terminal, pero su proyecto artístico sigue adelante. Acaba de presentar la exposición PANDROGENY I & II: An Outer Body Exhibition, en Los Ángeles en la que, en sus propias palabras, explora “la evolución y la condición humana y su necesidad de evolucionar y evolucionar a través de signos de neutralidad y disforia de género que se ven en el Homo sapiens moderno". También documenta su lucha contra la enfermedad en Instagram. Sigue, en definitiva, siendo fiel a la misma máxima: que la vida y el arte son inseparables.


"Cuando tienes una enfermedad terminal, piensas en cuál podría ser tu legado", decía hace un año al New York Times. “Mi única respuesta es, esperamos que inspire a las personas a ver que pueden hacer una vida totalmente como les gustaría que se desarrolle. Vive tu vida todos los días como una página en tu libro de la vida, y haz que esa página sea lo más interesante posible. Siempre que tenga una opción, diga: ¿Cuál es la mejor página de mi libro?”. En su caso, la mejor página la escribirán los demás. Porque si algo nos ha enseñado su trabajo es que el ser humano puede crearse a sí mismo.

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